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Han visto mis ojos tu salvación

Cuando, movido por el Espíritu, Simeón fue al templo, estando allí Jesús –a tan solo 8 días de nacido– en brazos de sus padres, Simeón “le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; 30 porque han visto mis ojos tu salvación, 31 la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 32 luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel. 33 Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él.34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.” Lucas 2:29-35
Lo que había visto Simeón era una pequeña criatura. La gente está esperando grandes soluciones, soluciones extravagantes, sin darnos cuenta que, muchas veces, las soluciones vienen en forma de pequeños regalos que llegan a nuestra vida. Si somos capaces de comprender lo que la palabra de Dios ha declarado, lo que él ha dicho que va a hacer con eso que es poco, que es pequeño, podemos ver la esperanza que Dios tiene para nuestras vidas.
A veces, estamos esperando ser sorprendidos, ser alumbrados con grandes manifestaciones, y perdemos de vista el poder de las pequeñas cosas que Dios está poniendo en nuestras manos en el día de hoy, que nos dicen que hay esperanza para nuestra vida. Si miras bien tu vida, si miras bien a tu alrededor, tú también podrás contar de las cosas grandes que Dios ha hecho contigo en esas pequeñas cosas que él ha puesto en tus manos.
Aquellos que siguieron al Señor, estaban esperando a un revolucionado, seguramente armado, que los libraría del gobierno romano natural, cuando la revolución que Cristo vino a hacer fue una revolución de transformación espiritual; pero eso únicamente se puede ver en el templo. Dios te lleva al templo, porque es allí donde puedes ver que, en lo pequeño y en lo que el mundo menosprecia es que está la solución para tu vida. Es allí que Dios pone tu vida en justa perspectiva. Allí puedes ver que, con algo que puede parecer tan solo un simple y pequeño comienzo, se puede cumplir toda la promesa de Dios sobre ti.
Es en el templo que caes en cuenta de que tus milagros más grandes han venido envueltos en cosas que el mundo ha menospreciado.
¿Cuántas cosas Dios ha puesto en tu vida que han sido grandes milagros, grandes bendiciones, pero que fueron comenzadas con algo sencillo, con algo simple? Quizás, algo que parecía inapropiado, algo que no parecía ser lo que estabas esperando, lo que querías, lo que deseabas, pero Dios abrió tus ojos y te dejó ver la esperanza que él tenía para ti.
Dios va a traer consolación a tu vida. Vas a recibir consuelo, vas a recibir esperanza, vas a ver la mano poderosa de Dios sobre tu vida. Tu final será uno de esperanza, tendrás un futuro, podrás ver y visualizar lo que Dios tiene contigo. Aunque afuera lo que se pronostique que las cosas se van a poner peores, para ti ha llegado la salvación porque has podido ver al Hijo de Dios en tu vida.
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Jesús tuvo la autoridad para tomar control sobre lo que iba a hablar

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” Isaías 53:7
La escritura no nos niega la realidad de la angustia y aflicción que atravesaba nuestro Señor, pero nos resalta que, estando él afligido y angustiado, no abrió su boca.
Uno de nuestros mayores problemas es que, en medio de la adversidad, cometemos el error de darle rienda suelta a nuestra boca. Decimos cosas totalmente ilógicas, irracionales, que después no podemos echar para atrás.
Cuando estudiamos la trayectoria de Jesús por la conocida “vía dolorosa”, vemos que solo pronunció palabra en 7 ocasiones. No lo vemos quejarse, ni lamentarse. No abrió su boca para decir nada negativo. Cuando la palabra dice que “no abrió su boca”, no es que no haya dicho nada, porque de hecho sí dijo; es solo que dijo lo correcto, en el momento apropiado. No abrir la boca no es permanecer callado, sino saber cuándo abrirla y qué decir.
Jesús tuvo la autoridad para tomar control sobre lo que iba a hablar. ¿Cuántas veces tu peor problema ha sido los daños que has provocado con tus palabras a la hora de reaccionar ante un momento difícil?
Una de las peores demostraciones de inmadurez en la vida de una persona es su reacción con sus palabras ante las dificultades. Pablo dice, en 1 Corintios: Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño. Ese es el orden de un niño: Habla, piensa y juzga. Y sigue diciendo: Mas cuando fui hombre, dejé lo que era de niño. ¿Qué es lo de niño? Hablar, después pensar, y después juzgar. El adulto juzga, piensa, y después habla.
Se ha comprobado que la persona que es capaz de atravesar la adversidad, sicológicamente hablando, es aquella que no comete el error de generalizar ni de crear catástrofes con sus palabras.
Generalizar es decir: “Todo está perdido en este país.” “Todos los hombres son malos.” Crear catástrofes es decir: “De esta sí que no salgo.” Y, sin darnos cuenta, con nuestras palabras, lo que hacemos es posicionarnos en ese lugar de caos. Y, en lugar de utilizar nuestras palabras para salir y atravesar el proceso, lo que hacemos es hundirnos cada vez más.
Todas las palabras que pronunció Jesús en la vía dolorosa, fueron para llevarlo al momento más importante de su vida: Entregar su espíritu en las manos de Dios. No acabaron con Jesús cuando lo crucificaron, no acabaron con él cuando le atravesaron la lanza, sino que todo acabó cuando él pronunció las palabras: Consumado es.
Tu aflicción y tu dolor se terminan cuando tú dices que se terminan. El proceso se termina cuando tú declaras con tu palabra: Consumado es. En tus manos encomiendo mi espíritu. Estas son las palabras necesarias para recibir la transformación que el Padre te ha prometido.
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Tú no necesitas un profeta que profetice tu futuro

Es una bendición el tener la capacidad de controlar lo que vamos a decir en esos momentos particulares en que se nos presentan situaciones inesperadas. Pero, ¿cómo llegamos a ese nivel?
Uno puede tomar autoridad sobre sus palabras en medio de la crisis, cuando antes de entrar a la crisis tú has establecido lo que va a pasar en tu vida, a pesar de la crisis.
Te va a llegar la dificultad, van a llegar los problemas, van a llegar los momentos difíciles. Cómo vas a reaccionar va a depender de que hayas dicho las palabras correctas, antes de entrar a la crisis.
Tú no necesitas un profeta que profetice tu futuro. El mejor profeta eres tú y, antes de entrar a la crisis –porque vas a entrar a la crisis, sin importar cuán cristiano, bueno o inteligente seas– tienes que prepararte de antemano y declarar una palabra con la que tú te puedas encontrar al final de tu crisis.
En Juan 2, cuando Cristo habla acerca del templo, dice: Destruid este templo y en tres días lo levantaré. Pero esto lo dijo, hablando del templo de su cuerpo. Y sabemos que, después de esto, Jesús fue crucificado, entregó su espíritu, y al tercer día resucitó. Jesús usó el poder de enviar la palabra antes de tiempo, para establecer el final de antemano.
No esperes a llegar a la situación para, entonces, reaccionar con tus palabras, porque tú no sabes cómo tú vas a reaccionar. Si eres capaz de declarar la palabra de antemano, la palabra se va a encontrar contigo al final de tu problema, de tu crisis, de tu historia.
Nadie dice la última palabra acerca de ti, mas que tú.
Dios ya ha dicho que él te ha dado la victoria, pero tú tienes que reclamarla, declararlo, porque, hasta que no esté en tu boca, hasta que no la declares y la envíes delante de ti, no va a pasar.
No pienses que haciendo esto estás declarando entonces que pasarás situaciones difíciles. Jesús iba a ser crucificado comoquiera. Él lo que estaba era asegurándose de establecer la palabra que lo levantaría de aquel lugar.
El problema de muchos cristianos es que hablan de más en medio de las dificultades, en lugar de establecer el final de su historia con sus propias palabras. Jesús no profetizó su vía dolorosa, sino su salida de la vía dolorosa. Dijo que, si el grano de mostaza no muere, no lleva fruto, mas si muere lleva mucho fruto. Queriendo decir: Voy a morir, pero me voy a levantar, y llevaré mucho fruto. Y todavía al día de hoy, sigue llevando fruto.
No hace falta profetizarte momentos difíciles. Van a venir comoquiera. Lo que tienes es que profetizar tu salida del momento difícil. Antes de entrar en la vía dolorosa, más vale que hayas declarado la palabra porque después no vas a saber qué decir, qué hablar, cómo comportarte; pero, si tú sabes que lo que está pasando es para llevarte a tu mayor victoria, porque hay una palabra que te está esperando al otro lado, podrás tomar autoridad sobre tu vida. 
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Por qué llega la adversidad

La biblia dice, en Eclesiastés 7:14, que en el día del problema y la dificultad, analicemos, meditemos.  Uno de los problemas más grandes del cristiano es que trata de orarse fuera de ciertos problemas o situaciones que hay que pasar como sea.  Por ejemplo, no hay una forma de orar para que te liberes de un examen para pasar un grado de estudio, pero sí se puede orar para que Dios te ayude a recordar todo lo que has estudiado y pasar el examen.
La oración no está para sacarnos de la dificultad, sino para ayudarnos a tomar fortaleza para pasar la adversidad con éxito.  La oración también es para iluminar la conciencia de aquellas cosas que debemos considerar en nuestra vida.  Queremos espiritualizar tanto las cosas que no las analizamos.
Cuando vamos delante de la presencia de Dios, es importante analizar y realizar el por qué se está atravesando una situación.  Esto, no para vivir obsesionados con el lado obscuro de la vida, sino para tomar las decisiones para moverte hacia el futuro de Dios para tu vida.
Por qué llega la adversidad:
  1. Como resultado del principio de siembra y cosecha.   Sembramos de muchas maneras, no solamente con ofrendas.  También se trata de actitudes, como el sembrar coraje, contiendas, malas decisiones, causa y efecto.  En Gálatas, Dios dice: Todo lo que el hombre siembra, eso cosechará.
  1. Por la realidad del mundo espiritual.  El mundo espiritual es real.  Tenemos que, aunque no entandamos, mantenernos orando, sabiendo que hay una batalla espiritual.  Podemos ver que hay personas que, cuando están cerca de ti, el ambiente cambia.  También ocurre en los negocios, trabajos, etc. Personas que crean una mala atmósfera.
Por ejemplo, Jesús le dice a Pedro que va a ser zarandeado, pero que oraría para que su fe no le faltase.  Podemos ver que no oró para que no pasara por ese momento, sino que mantuviera la fe.  También podemos ver que Daniel estaba orando, cuando el ángel llega le dice: Desde el primer día que oraste, salí con la respuesta, pero tuve que luchar con el rey de Persia.  Daniel se mantuvo orando, sabiendo que había una batalla espiritual.
  1. Por causa del propósito de Dios en tu vida.  El propósito de Dios en tu vida provoca que ciertas cosas ocurren.  Por ejemplo, si Herodes no manda a hacer el censo y poner impuestos, no hubiese provocado que José y María se posicionaran en Belén y se cumpliera la profecía de que el Redentor nacería en Belén.
En medio de la adversidad, debes entender que Dios te está posicionando para que se cumpla su propósito en tu vida.  No es que meramente la adversidad tiene propósito, sino que tú tienes propósito y, a causa de esto, llega la adversidad.
  1. Por causa del llamado.  El llamado es el destino de Dios para tu vida. Es importante entender que, parte de tu llamado, es la adversidad.
  1. Por causa del evangelio.  Cristo mismo dijo: Somos bienaventurados, cuando somos perseguidos por causa del evangelio.  Cuando comienzas a declarar lo que Dios ha hecho contigo, se levantarán problemas y críticas, pero afirma tu fe y declara las palabras que decía Pablo: No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios. 
De todas estas razones por las cuales puede llegar la adversidad a tu vida, de la única que somos responsables es de la adversidad que llega por causa de la siembra y la cosecha.  Todas las demás, tienen que ver con el cumplimiento de Dios a tu vida.  Quita toda culpa y condenación de que todo lo que te sucede, es por tu culpa.  La mayoría de las veces, es por el propósito de Dios en tu vida.  No te condenes más.
Eclesiastés dice que el día bueno y malo le llega a todos; no vivas con la condenación de tu culpa.  Dios quiere responder tu oración, pero hay batalla en el mundo espiritual porque, cuando tratas de vivir en el propósito de Dios, se levanta la adversidad.
¿Eres capaz de vivir en el propósito de Dios a pesar de la dificultad y la adversidad?  Esto no te debe detener, por el contario, porque hay propósito y llamado, sigue hacia adelante.  El propósito de Dios se cumplirá en tu vida.
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Tu gloria, no van subir aquellos que sanaste

Marcos 14:32
Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
Al Getsemaní, solo subieron tres de los doce discípulos de Jesús. A tú Getsemaní, no van a subir todos los que te siguen. En el día de tu gloria, no van subir aquellos que sanaste, ni la multitud que necesita de ti, ni la multitud a la que le multiplicaste los panes y los peces. A ese lugar donde tú vas a ser apretado, donde vas a ser prensado para sacar lo mejor de ti, no van aquellos que dicen Hosanna y que te celebran.
Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.
Jesús oró al Padre que, si era posible, lo sacara de aquel problema.  Hoy en día, lo que se le ha enseñado a la gente es a orar, como Jesús lo hizo en aquella ocasión, para que Dios les libre de problemas. Lo triste de esto es que, muchas veces, Dios no contesta este tipo de oración, y es la única que muchos saben hacer.
La biblia dice que Jesús fue a llorar, en el verso 36, para que Dios lo librara de lo que se aproximaba, diciendo: “Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti”; esta no es una mala oración, pero no es la oración que debía hacer en aquel momento. Jesús continua diciendo “…aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?” Cristo estaba en un momento tan difícil y tan duro de su vida, pero no encuentra apoyo ni en aquellos que se supone estuvieran con él hasta el último momento. ¿No ha llegado un momento en tu vida donde tú no puedes encontrar apoyo en nadie? Y dice la biblia, en el verso 38: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.” ¿Cuales mismas palabras? Las que había dicho antes: Padre, si es posible, pasa de mí esta copa. Tú todo lo puedes.
Jesús se encuentra en el punto de su vida donde la promesa de Dios va a ser cumplida; la palabra que Dios había dado hace miles de años estaba a punto de darse a luz, y esa presión estaba dentro de él.
Jesús estaba siendo presionado por todas partes. El texto sigue diciendo: “Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle. Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.”
¿Cuándo se vio en la biblia que Dios no le contestara una oración a Jesús? Solamente en ese momento. Todo lo que Jesús pedía el Padre, él lo hacía. Jesús oró por montones de cosas y cada vez que oró Dios le contesto. Se multiplicaron los panes y los peces, sanó enfermos y resucito muertos; pero, en esta ocasión oró tres veces y tuvo que resignarse a la respuesta. La respuesta fue: No, de esta no te libras ni con adoración, ni con oración; esta tienes que enfrentarla. La oración que tienes que hacer es para prepararte para enfrentar lo que se aproxima.
No existe verdadero éxito si no hay sacrificio. La adversidad puede sacar lo peor de ti, como  puede sacar lo mejor. Muchos cristianos tratan de orarse fuera de los problemas, cuando, a veces, hay problemas que simplemente tienes que pasar por ellos y lo que tienes que orar es por la preparación para atravesar las dificultades que estás atravesando. El mismo Salmos 23 nos lo dice: Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno. Tu oración no debe ser para que nunca pases por el valle de la muerte, sino para que, aunque andes en el valle de la muerte, no temas mal alguno.
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Tienes que sacar lo mejor de ti

Que decidí tener una vida.” Estas palabas la dijo un conferenciante, quien fue sobreviviente de un accidente aéreo. Pasó sobre 70 días en las montañas, en medio de la nieve, junto a otras personas, algunas sobrevivientes, otras no.
Y es que, después de que has luchado tanto, tú te mereces tener una vida.
Quizás, los momentos que has estado viviendo te han demostrado tu fragilidad, tu inestabilidad, pero estos momentos también van a sacar lo mejor de ti y, después de haber luchado tanto para llegar en el punto donde tú estás, lo mejor que tú puedes decidir es tener una vida completa de éxito, de poder y de victoria.
Esto que estás pasando va a sacar lo mejor de ti.
En 2 Corintios 11, vemos que Pablo explica a un grupo de personas que él no está loco, o que entonces le recibieran como loco, para él también gloriarse un poco. Pero, ¿en qué se gloriaría Pablo? El apóstol comienza a mencionar todos los padecimientos que había sufrido por causa del evangelio: Había estado preso, había sido azotado, apedreado, había naufragado, y un sinfín de adversidades más. Y, en el verso 30, dice:Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.
Si alguien había aprendido a vivir a pesar de la adversidad, a pesar de los azotes, a pesar de los problemas, a pesar de las dificultades, ese era Pablo. Y él decía que, si en algo habría de gloriarse, sería en el momento en el que era débil, porque, en el momento en que se muestra su humanidad, es el momento en el que se muestra el poder de Dios.
Puede que hayas sido azotado una vez, que hayas naufragado, que hayas pasado diferentes dificultades, pero tienes que tomar un día la decisión de que, en medio de cada situación que te ha hecho experimentar la debilidad de la humanidad, tú vas a creer en el poder de la fortaleza del Dios que está dentro de ti, que te va a llevar hasta alcanzar el destino que él te ha prometido.
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Vivir en la justicia de Dios, no nos exime de las adversidades

“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal.” Proverbios 24:16
Fíjate que, tanto el justo como los impíos, caen. La diferencia es que el impío cae, y no sabemos si se levanta, mientras que el justo puede caer siete veces, y siete veces Dios lo levanta.
El hecho de vivir en la justicia de Dios, no nos exime de las adversidades, de los problemas, de las dificultades, o aun de las caídas, sino que, la diferencia está en que, aquellos que vivimos en la justicia de Dios, en el momento dado en que caemos, somos capaces de levantarnos. Salmos 37:23 dice que por Jehová son ordenados los pasos del justo, y él aprueba su camino. Y continúa diciendo el salmista: Cuando cayere, no quedaré postrado, porque Jehová me sostiene de su mano.
Eclesiastés 7:14, dice: En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Y continúa diciendo Salomón, que Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.
En el día de la adversidad, no te frustres, no eches hacia atrás, no te detengas; en el día de la adversidad, considera. Considera qué hay detrás del problema, cuál es la razón por la que está pasando, qué es lo que te quiere enseñar, lo que tienes que aprender.
No se trata de que Dios haya hecho la adversidad, sino que Dios hizo todos los días, y hay días que traen bien, y otros, que traen situaciones adversas, y en esos momentos en que tenemos que considerar. Detrás de todos esos días, está Dios; y todo lo que Dios quiere es que, después de cada día, tú lo encuentres a él.“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal.” Proverbios 24:16
Fíjate que, tanto el justo como los impíos, caen. La diferencia es que el impío cae, y no sabemos si se levanta, mientras que el justo puede caer siete veces, y siete veces Dios lo levanta.
El hecho de vivir en la justicia de Dios, no nos exime de las adversidades, de los problemas, de las dificultades, o aun de las caídas, sino que, la diferencia está en que, aquellos que vivimos en la justicia de Dios, en el momento dado en que caemos, somos capaces de levantarnos. Salmos 37:23 dice que por Jehová son ordenados los pasos del justo, y él aprueba su camino. Y continúa diciendo el salmista: Cuando cayere, no quedaré postrado, porque Jehová me sostiene de su mano.
Eclesiastés 7:14, dice: En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Y continúa diciendo Salomón, que Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.
En el día de la adversidad, no te frustres, no eches hacia atrás, no te detengas; en el día de la adversidad, considera. Considera qué hay detrás del problema, cuál es la razón por la que está pasando, qué es lo que te quiere enseñar, lo que tienes que aprender.
No se trata de que Dios haya hecho la adversidad, sino que Dios hizo todos los días, y hay días que traen bien, y otros, que traen situaciones adversas, y en esos momentos en que tenemos que considerar. Detrás de todos esos días, está Dios; y todo lo que Dios quiere es que, después de cada día, tú lo encuentres a él.
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¿Dónde inviertes tu tiempo?

15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” Efesios 5:15-16
En esta escritura, la palabra nos insta a aprovechar el tiempo.  Para esto, debes aprender a respetar tu propio tiempo. Cuando respetes su tiempo, podrás aprovecharlo al máximo. Muchas veces, las personas respetan más el tiempo de los que están a su alrededor, que su propio tiempo.  ¿Sabes que, en una semana, toda persona tiene 168 horas a su disposición? La pregunta para ti es: ¿Dónde inviertes tu tiempo?
Cuando aprendes a valorar el tiempo, te darás cuenta que aprenderás a escoger lo que vas a hacer con ese tiempo.  Cuentas con 24 horas a diario.  Si utilizas estas horas con conciencia las aprovecharás al máximo. De esas 24 horas, un mínimo de 8 horas son para dormir y otras 8 horas para trabajar, lo que significa que aún tienes 8 horas a tu disposición. Esas 8 horas las utilizas para comer, para ir en el auto hacia tus destinos y hacer tus cosas personales. Si te levantas 30 minutos antes a diario, además de añadir tiempo para hacer tus cosas durante ese día, le añades aproximadamente 70 días a tu vida. Imagínate todo lo que puedes hacer con ese tiempo; orar, estudiar, hacer ejercicio, hacer el desayuno, leer un libro y muchas cosas más. Es cuestión de aprender a organizar el tiempo.
La tecnología, las agendas electrónicas, en estos tiempos, facilitan la labor de organizar su tiempo. Cuando anotas lo que vas a hacer en el día, aunque hagas lo mismo todo el tiempo, llegará el momento donde descubrirás que, si haces las cosas de cierta manera o de cierta forma, podrás hacer las cosas más rápido. Las listas y el “Standard OperationProcedure” (SOP, Procedimiento Estándar de Operación) también agilizan los procesos en  momentos de emergencia.
Si tienes una lista o un SOP, tus familiares sabrán cómo hacer las cosas en tu casa, aunque estés ausente.  Por ejemplo, en caso de emergencia, si alguien se cae y se lastima gravemente, entonces tus familiares tendrán una lista que les dirá qué deben hacer, a quién debe llamar.  Puedes tener un SOP para todas las cosas en tu casa. Por ejemplo, cuando descubras que es más fácil y rápido lavar la ropa de cierta manera, escríbelo, así cuando le vayas a enseñar a tus hijos les enseñas una vez y, si en algún momento se les olvida, les puedes decir, lee esta lista.  Hacer este tipo de notas, te ahorrará el tiempo de tener que explicar cada vez a tus hijos lo mismo y le ahorrará a tus hijos el tiempo de descubrir cómo hacerlo. 
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Haciendo esto, cumplimos la misión de Dios

El  nombre que Dios le da a la mujer es “ayuda idónea”.  El propósito de la mujer es ser ayuda idónea.  Y uno de los prerrequisitos que Dios le da a la mujer es el relacionarse.   La mujer fue el instrumento que Dios usó para corregir lo único que estaba fuera de orden cuando creó al mundo.  La biblia relata que, cuando Dios creó desde el primer día hasta el quinto fue bueno.  El sexto día también fue bueno, pero había un pequeño problema, y lo solucionó creando a la mujer idónea.
Ser ayuda idónea es ser un instrumento de parte de Dios para arreglar lo que haya que arreglar.  Haciendo esto, cumplimos la misión.  Es por esto que siempre la mujer está arreglando algo y tiene un ojo clínico para poder ver cualquier cosa que necesite arreglo.
La mujer es ayuda idónea no solamente a su marido, sino a todo aquel que le rodee.  El problema es que no se ha entendido por completo lo que significa ser ayuda idónea y no se conoce por completo los beneficios de ser ayuda idónea.
La palabra ayuda que se utiliza en el verso de Génesis 2:18 es la misma palabra que se utiliza para hablar de la relación que Dios tenía con el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento.  Ayuda no es una carga, sino que es una asignación especial.  Ser ayuda es una característica divina que el hombre no posee en su naturaleza.  Esto es importante entender porque hay muchas mujeres que tienen una lucha con su esposo porque se sienten que no les ayuda.  El hombre que ayuda es por un comportamiento aprendido, es porque ha adquirido la conciencia de ayudar. La diferencia entre un hombre y una mujer no es que uno sea mejor que el otro, sino que es una diferencia de funciones.
Idónea significa alguien que ayuda según la necesidad.  La participación de una mujer es según la necesidad.  La mujer que siente está muy cargada es que está haciendo más de lo que se necesita.  Es muy bueno dar siempre la milla extra, pero esto es por iniciativa, por su deseo de ayudar.  El ayudador hace lo que otro no tiene la capacidad de hacer.  Cuando se entiende esto, el ser ayuda idónea deja de ser una carga porque nuestra contribución tiene un propósito de parte de Dios y tendrá una recompensa.
Lo que Dios vio que no era bueno fue que el hombre estuviera solo.  Él deseaba que el hombre tuviera una relación porque, a medida tuviera una relación en el mundo natural, también la iba a tener en el mundo espiritual con él.  Esto es lo que Dios desea, tener una relación con nosotros.  Esto lo podemos ver en la manera que trataba al pueblo de Israel; siempre hacía lo que el pueblo necesitaba.  Tuvieron hambre y sed, les dio pan y agua; se cansaron del pan, les dio codornices; tenían frío en la noche, les envió columna de fuego, les daba calor, les daba columna de nube.  Dios ayudaba al pueblo en la necesidad.
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Tus hijos, tienen que empezar a ver el propósito de Dios en ellos.

Una persona puede tomar acciones para proteger el propósito en la vida de otra persona. Eso fue lo que hizo Jocabed, madre de Moisés, y lo que hizo Myriam, su hermana.
La historia de Moisés lo que hace es poner en nuestro corazón la importancia y el poder de la intercesión. Es la historia del gran caudillo, el gran libertador, el que sacó al pueblo de Israel de la cautividad en Egipto, pero no es menos cierto que, el que se convertiría en salvador, necesitaba salvación, en un momento dado. Y la salvación le fue entregada en manos de mujeres, que pudieron entender el llamado de interceder, entendiendo su llamado, su propósito, cuidando el propósito establecido por Dios en la vida de Moisés.
Para que Dios nos dé la sabiduría de ver más allá, Dios cuenta con nuestra oración de intercesión. Dios cuenta con que algunos de sus hijos van a recibir revelación para pararse en la brecha por otros. Dios cuenta con aquellos a quienes puede confiar su plan. Dios cuenta con aquellos con los que puede trabajar, a quienes puede inspirar, a quienes puede hablar, sabiendo que van a seguir las instrucciones específicas para que su plan se cumpla.
Moisés nació en un momento en que todos los niños tenían un decreto de muerte, pero hubo una mujer a quien Dios le asignó ser intercesora por la vida y el propósito de aquel niño. La diferencia en la vida de Jocabed y de Moisés fue que, mientras otras madres amaban a sus hijos y de igual manera los vieron hermosos, la de Moisés lo amaba y lo vio hermoso, pero entendió que el amor que Dios tenía para él y el propósito que Dios tenía para él iban por encima de su propio amor de madre.
Tú amas a tus hijos, pero para tú poder ser una verdadera intercesora por tus hijos, tú tienes que empezar a ver el propósito de Dios en ellos.
Si crees que has dado mucho por tu carrera, por tu negocio, si crees que han sido muchos años, mucho sufrimiento, muchos sacrificios, el día que puedas ver cuál es el propósito de Dios para tu negocio, para tu carrera, con tu vida profesional, entonces vas a poder entender y ver las cosas diferentes. ¿Y qué hace esto en ti? Hace que no te rindas, hace que te conviertas en un verdadero intercesor que pueda pararse en la brecha, que no entregues tu negocio, no entregues tu familia, tu matrimonio y a tus hijos a la vida.
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Dios tiene el poder de hacer grandes milagros

Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:1-2
Pablo, un hombre que en su pasado perseguía a los cristianos, luego, al tener el encuentro con Dios, fue un apóstol que escribió casi todo el Nuevo Testamento. Fue preso, apedreado, entendido, malentendido y todo el mundo le respetaba. De repente, comienza escribiendo “os ruego”.  Al decir os ruego, podemos ver la obra maravillosa de Jesucristo, la transformación de en la vida de Pablo, quien pasó ser de un hombre duro e inflexible, a ser un hombre sensible, compasivo y piadoso.
Luego, continúa diciendo: Por las misericordias de Dios.  Por las misericordias de Dios estamos en pie, por la misericordia de Dios somos salvos, por la misericordia de Dios sabemos que lo que estamos esperando, lo va a hacer; por la misericordia de Dios estamos vivos, protegidos; por la misericordia de Dios el matrimonio sigue en pie, por la misericordia de Dios, suple nuestras necesidades.
¿Qué rogaba Pablo?  Que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo.  En el antiguo testamento, los sacerdotes eran los únicos que presentaban lo sacrificios a Dios.  Luego que Cristo murió en la cruz del Calvario, hemos sido instituidos sacerdotes.  Pablo nos exhorta que debemos presentarnos como sacrificio vivo.
Un sacrificio vivo tenía unas características específicas.  Entre ellas, no podían ser animales salvajes, sino que eran animales domésticos, por lo que tenían un valor para el que lo sacrificaba.
El animal tenía que ser presentado al altar vivo.  Abraham presentó a Isaac, quien había sido criado en la casa, era muy querido, protegido; Abraham lo presentó vivo al altar.  Y, el mayor ejemplo de esto fue Cristo, quien llegó al monte Calvario vivo, y allí fue clavado en la cruz como sacrificio vivo.  Llegó vivo para que hoy nosotros tuviéramos vida y vida en abundancia.
Dios no va a tocar ni recibir un sacrificio de animal muerto.  A los sacerdotes les era prohibido tocar lo muerto.  Lo que ha muerto, debes dejarlo atrás.  Hay quienes viven enfocados y detenidos, en un pasado que ya está muerto.  Tratan de resucitar cosas muertas, pero hay que entender que Dios no va a tocar lo muerto.
Abraham, cuando fue a presentar el sacrificio a Dios, salió con Isaac, con los siervos y con asnas que cargaban la madera para el altar.  Antes de subir al monte, les dijo a sus siervos que se quedaran allí a esperarles con las asnas.  Esto nos enseña que, para llegar al altar y presentar sacrificio vivo, no puedes tener conciencia de siervo, sino conciencia de hijo.
Isaac subió con la madera amarrada a sus espaldas.  Isaac cargaba en sí aquello que representaba la muerte para él.  Muchos, cuando suben al altar suben atados y amarrados a cosas que no pueden dejar, pero que representan sacrificio, muerte, esfuerzo; y despojarse representa que no hay nada más importante entre tu Dios y tú. Esta madera amarrada en las espaldas puede representar negocios, problemas financieros, familia, matrimonio, hijos, enfermedad.  Así mismo cargó Jesús la cruz, que representaba nuestros pecados.
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Que es Dios para ti

Cuando leemos la biblia, no siempre nos damos cuenta del verdadero significado de todas las palabras que se encuentran en ella, en ocasiones, por causa de las traducciones, que cambian mucho las palabras.
La intercesión es algo muy importante, y es una de esas palabras que ha perdido su significado. Por causa del  lenguaje, ya no tenemos el contexto correcto y específico al que la palabra intercesión se refiere. En el idioma español, la definición de la palabra interceder es abogarhablarintermediarintervenirmediar. Muchas veces pensamos que el interceder por alguien o por algo es como cuando un abogado habla a favor de nosotros en la corte; pero en realidad eso no es interceder. Cuando buscas la palabra intercesión en el original, es ese acto de venir entre medio, el acto de detener, el acto de cortar.
Debe de haber un grupo de personas que sean verdaderos intercesores, tal y como la palabra dice que es Dios para ti, cuando dice en Isaías 52:12 que él se pone delante de nosotros. El acto de interceder es muy parecido a las ilustraciones de los superhéroes en las películas y dibujos animados. Siempre hay un momento donde el superhéroe se tiene que poner entre medio del auto que va a aplastar al niño o entre medio del tren que va a aplastar a la familia; así mismo es el concepto bíblico de interceder.
Interceder es mucho más que hacer una simple oración por una persona. Para que alguien se pueda convertir en un verdadero intercesor, debe saber 3 cosas importantes. Primero,  debe saber que el poder de la intercesión depende de cuánto el intercesor conozca el propósito de Dios en la vida de la persona por la cual se está intercediendo; si no es así, no puedes ser un verdadero intercesor a favor de esa persona. Cuando intercedes por tus hijos, no lo haces solamente porque son tus hijos, sino porque sabes que tus hijos tienen propósito. Si intercedes de esta manera obtendrás un resultado diferente al de hacer una simple oración.
Un verdadero intercesor le pide a Dios sabiduría, para así poder ser utilizado como instrumento para verdaderamente interceder por esa persona. El verdadero intercesor es el que sabe y el que conoce que su compromiso con la persona por la que intercede va mucho más allá que orar. En su compromiso, el intercesor pide a Dios sabiduría para meter la mano y bendecir a esa persona. Dentro de la sabiduría que Dios le da al intercesor, también le da instrumentos, asignaciones, e instrucciones. El padre que intercede por sus hijos, mete la mano cuando hay que meterla, los saca de la cama, los lleva a la iglesia. El verdadero intercesor es el que mete la mano y usa de la sabiduría de Dios para hacer diferentes cosas.
El verdadero intercesor también debe saber que tiene que pedir a Dios que asigne o encuentre personas que ayuden a la persona por la cual estamos intercediendo a cumplir el propósito de Dios.
Estos tres principios básicos crean un fundamento, una base, para que aprendas el verdadero concepto de lo que es la intercesión. Cuando se intercede por alguien o por algo, se hace con la dirección del Señor, entendiendo que estás vertiendo tu todo en  eso.
Dios te va a levantar como un intercesor a favor de tu familia, tus negocios, a favor de tus compañeros de trabajo. Te va a levantar como un verdadero intercesor para que te metas en la brecha por uno de sus hijos.
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puedes caminar en medio de la tormenta

No hay situación ni problema por el cual no puedas hacer algo.  Quizás no podrás calmar la tormenta, pero sí puedes caminar en medio de la tormenta, si Dios te da la orden.  Cada vez que Dios da una orden, capacita a quien él ordena y da la victoria que ha prometido.
Pedro caminó sobre las aguas, pero cuando dejó de mirar a Jesús, y puso su mirada en lo que pasaba a su alrededor y lo difícil de la situación, comenzó a hundirse.  Mientras más te acerques a la meta, más grandes serán las olas.  Mientras más caminas hacia Dios, el camino será menos fácil.  Cada paso de fe te lleva a un nuevo nivel.  Cada caminar hacia tu meta no será más fácil, ejemplo lo vemos con nuestro señor Jesús.  Descender del cielo a la tierra fue fácil, pero la vía dolorosa no fue fácil.  Mientras más se acercaba a su meta, a la gloria, más difícil fue el camino.
¿Estás dispuesto a caminar hacia la meta, aunque no sea fácil?
Cristo le preguntó a Pedro: ¿Por qué dudas?  Pero, ¿cómo hacer para que la duda no llegue y puedas llegar a la meta?
  1. Rehúsa ser víctima de la situación – Lo que te hace dudar es cuando aceptas la condición de víctima de los problemas.  Te puedes quedar dentro del bote pensando por qué a ti te está sucediendo ese problema o decides salir de la barca y caminar hacia la meta.
  2. No permitas que el mundo cambie tu mirada del premio. – Hay dos maneras de ver a Goliat.  Verlo como gigante o verlo como una recompensa.  David no dejó que Goliat, al vociferar, lo desenfocara del premio que iba a recibir al vencerlo.  El día que pienses que no hay valor ni recompensa en lo que estás haciendo, entonces, tu atención cambia, y verás los problemas más grandes.  Esto trae dudas dentro de tu corazón.
  3. Tienes que rehusarte a pensar que no tienes propósitos en tu vida.  -  Decide pensar que tienes propósito de parte de Dios para tu vida.  Hay valor en quien tú eres y Dios admira el acto de fe que tienes en los momentos difíciles de la vida.  Enfócate en lo que Dios quiere para tu vida.
Si permaneces enfocado, mirando la meta, cuando pase la tormenta, verás a Dios como nunca antes lo habías visto.  En la primera tormenta, los discípulos se preguntaron quién es este, cuando vieron a Jesús.  En esta tormenta, después de Pedro haber caminado sobre las aguas, Cristo se acerca a la barca, y estos dicen: Verdaderamente, este es el Hijo de Dios.
Cada paso que has dado, en medio de ese problema, a lo único que te llevará será a darte cuenta que Dios se va a hacer más real en tu vida que nunca antes.  Esta tormenta lo que va a hacer es que tu madures y, cuando llegue la próxima dificultad, estarás tranquilo porque sabes que sabes que Dios estará contigo como lo estuvo en la pasada tormenta.
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