Lucas 8:22 en adelante, nos relata el
momento en que Jesús calma la tempestad, después de que sus discípulos
se asustaran y lo despertaran por que se había quedado dormido. Esto
sucedió cuando Jesús salió de predicar, y se monta en un barco para
cruzar el lago, y encontrarse al otro al endemoniado Gadareno.
En los versos 35-39, comparado con el
resto de los evangelios, Lucas le presta mucha atención al endemoniado
Gadareno. Por este motivo se puede entender que la tormenta que se
desato tiene que ver con la resistencia de aquella ciudad y los
demonios, que no querían que Jesús llegara; así que se levanta la
tormenta para impedir que Jesús llegue hasta allá y libere al
endemoniado.
Cuando Lucas relata la historia de la
tormenta en el versículo 23, dice que se desencadeno una tormenta. Esto
significa que pasaron un sin número de eventos, que provocaron aquella
tormenta, y cuando los discípulos vieron que el barco ya se hundía, que
se metía el agua, entonces fue cuando clamaron, Maestro no te das cuenta
que vamos a perecer. Entonces Jesús, después que calmó la tormenta, les
dice, donde se fue su fe.
Hoy la pregunta es esa, ¿Donde se fue
tu fe? En la cadena de eventos que sucedieron en tu vida, que te han
llevado a la tormenta ¿Donde se fue tu fe? ¿Donde fue que dejaste de
creer?
Los discípulos no pensaban que
peligraban cuando la tormenta empezó. Aunque no sabemos cuando fue que
comenzaron a pensar que se iban a hundir, si sabemos que hubo un
momento en todo ese proceso, en el que su fe se fue y cuando esto
sucedió fue que empezaron a peligrar.
En algún momento dado todo el mundo ha
tenido algún problema económico, algún problema en el matrimonio, en el
trabajo, con la familia. Hay gente que sabe manejar estos problemas uno a
la vez, son capaces de no preocuparse y no desesperarse. Sin embargo,
si tienen una combinación de estos problemas no tienen la capacidad de
aguantar.
En la vida hay un punto donde se va tu
resistencia, y el enemigo y el mundo lo saben. Es el lugar donde
verdaderamente tu fe es estremecida, es el momento en que piensas
rendirte.
A veces deseas que desaparezca la
tormenta sin darte cuenta que no es la tormenta la que afecta tu vida,
sino el punto donde se fue tu fe.
Tal vez tu fe se fue cuando te fuiste a
quiebra, cuando alguien te engaño, cuando descubriste algo que no
conocías. Desde entonces caminas y caminas, tratas de motivarte, de
inspirarte, pero hay algo dentro de ti que falta. Debes volver a
ganarte a ti mismo; volver a ese punto donde perdiste tu fe y decir, no
voy a permitir que ese momento dañe la fe que me va a hacer cruzar al
otro lado. Si no lo haces estarás luchando toda tu vida con tormentas,
sin darte cuenta que con lo que tienes que trabajar es con no perder tu
fe.
Tienes que descubrir en qué momento
perdiste tu fe, para que puedas retomarla. En el día que dijiste hasta
aquí, ese es el día que tienes que retomar tu fe y decir, no mas, le voy
a creer a Dios, esta tormenta no acaba conmigo porque no importa lo que
vea, no importa el punto al que llegue, no voy a perder mi fe.
Declaro en el nombre de Jesús que
retomas tu fe y que ninguna de las experiencias del pasado te hace
hundirte en medio de esta tormenta. Dios te da la victoria.
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