El Espíritu Santo quiere soplar sobre ti


El Espíritu Santo quiere soplar sobre ti
La vida cristiana comienza el día en que nuestros pecados han sido perdonados; el día que venimos ante Jesús y confesamos nuestros pecados y le pedimos que nos perdone y nos limpie, ese día ocurre algo extraordinario en el mundo espiritual. Ese día son borrados nuestros pecados para siempre por causa de la fe en Cristo Jesús. Y cuando esto ocurre, nuestra casa, o sea nuestro ser queda limpio y habitable, porque hasta ese momento, mientras domina el pecado, nuestra casa es una guarida de demonios que entran y salen. Mucha gente se asusta cuando hablamos estas cosas y preguntan cómo es que los demonios pueden dominar a una persona. ¡Sí! Éstos ejercen una influencia extraordinaria en la mente, la voluntad y las emociones, provocando deseos, tentaciones y cuántas cosas más. Pero el día que los demonios pierden el dominio, ya no pueden entrar a la casa, es el día en que nuestros pecados son limpiados por la sangre preciosa de Jesús derramada en la cruz del calvario. Se produce un cambio de dueño. Antes, el pecado es quien señorea y juntamente con él, satanás y sus demonios. Pero cuando Jesús nos limpia, ocurre una transacción, como cuando vendemos una casa. Legalmente se hace una escritura mediante la cual se ceden los derechos de propiedad a la persona que paga el precio, entonces, ésta toma posesión del bien que compró. Del mismo modo, en el mundo espiritual hay una transacción; la persona deja de pertenecer al pecado, a satanás, al infierno y al reino de las tinieblas, pasando a pertenecer al reino de Dios, el reino de luz. Pero hay muchos que no entienden cómo funciona esto de la vida cristiana. Ese día debiera comenzar una vida totalmente distinta a la vivida, al decir de la Biblia: “las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Cuando en una fábrica cambia el director, cambia todo, hay una nueva cabeza, una nueva visión y nueva perspectiva; hay una nueva mentalidad. Cuando en una nación cambia el presidente cambia la mentalidad y la dirección. Cuando Jesús comienza a tener dominio y los demonios dejan de ejercerlo, cambian absolutamente todas las cosas, y si no han cambiado, es que no se firmó el compromiso o la compraventa, y no se tomó posesión del bien.

En la vida vieja nos movíamos según nuestros sentimientos y pensamientos, dominaba el alma, por lo que nuestra vida era almática, lo cual significa que éramos gobernados por nuestra mente, voluntad y emociones. Posiblemente va pasando una bendición por ahí pero como estoy tan turbado, la veo pasar y pienso si realmente es una bendición o no, ¡y se fue! Dominados por el alma estamos ciegos a las verdades espirituales de Dios. Debemos entender que nuestras emociones y pensamientos son muy variables. Una mujer se enamora perdidamente de un hombre y cree que va a estar toda la vida con él, ella piensa que es su príncipe azul, el que siempre soñó, pero al tiempo dice: “¡Ya no lo aguanto más! ¿Se cree que voy a estar toda la vida detrás de él?” ¡Las emociones cambian! ¡Te llevan de un lado para otro! Si varía la temperatura, cambia el estado de ánimo, si te comes tres platos de tallarines también y si aparece tu suegra cambia tu estado de ánimo.

Cuando el hombre es gobernado por las emociones nunca se sabe a dónde va, su existencia no tiene rumbo. Esto es en la vieja vida cuando domina el pecado, cuando dominan la voluntad y las emociones. Ves que viene la bendición pero tú no tienes ganas de correr para alcanzarla. ¡Falta de voluntad!

Ahora, cuando llega Cristo a la vida de una persona, y el Señor no puede venir hasta que los pecados no hayan sido perdonados, en ese momento se produce una regeneración. Dios engendra vida espiritual y nace un nuevo ser con capacidades espirituales. La vida espiritual es de un nivel y la vida natural, síquica, almática, es de otro nivel. Cuando uno está en esta vida de abajo, no ve, no entiende, no capta lo que está en el nivel de la vida espiritual. Sería como si un receptor de radio se propusiera ver un canal de televisión, éste no está habilitado para captar imágenes. Supongamos que la televisión es la vida espiritual y la radio es la vida natural. El que está viviendo en la vida natural cree que entiende y ve bien. ¡Hasta lo juzga a Dios! Y pregunta por qué Dios es así, por qué permite esto o lo otro. Pero habla de lo que no sabe y no entiende porque no conoce la verdad.

Cuando uno conoce la verdad, está bien plantado, tiene libertad y seguridad para avanzar en la vida en cuanto a lo que hace y piensa porque la verdad guía el propósito de Dios en su existencia. ¡Y la verdad es Jesucristo! El Señor dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

En la vida natural prevalece la mentalidad del hombre, su sentimiento y voluntad, pero en la vida espiritual prevalece la visión de Dios, su propósito y su mentalidad. ¡Prevalece Dios! ¡Él tiene dirección, sentido y propósito para el hombre!

En ese contexto es que quiero participar contigo de un pasaje que se encuentra en 1ª Corintios 2 versículo 6 que dice así: 6Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen”.Cuando dice sabiduría, no de este siglo, significa que no es de esta era; sabiduría, no de este orden de cosas, no de este mundo. Y continúa diciendo el versículo 7: “Mas hablamos sabiduría de Dios…” Fíjate que menciona sabiduría de hombre y sabiduría de Dios. Los que no han alcanzado madurez se mueven en un nivel de sabiduría humana y natural, pero los que hemos alcanzado madurez tenemos otro nivel de sabiduría que es la sabiduría revelada de Dios: “7Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria”.Dios tenía cosas preparadas y guardadas para nosotros. ¡Desde antes las había planificado para que nosotros las conozcamos! En la nueva vida prevalece la sabiduría de Dios; prevalecen los caminos, los pensamientos y la voluntad de Dios. Y para que eso ocurra, el creyente debe estar sometido a Dios, debe estar muerto a sí mismo para no entorpecer su mentalidad, su pensamiento y su voluntad. El hombre sin Dios es como una bola sin manija, va de aquí para allá, corre para todos lados y no sabe a dónde va, ni a dónde terminará. Yo lo comparo con el hámster que corre dentro de la ruedita. Me he detenido a ver con qué fuerza y con qué emoción ese animalito corre mirando fijo la ruedita y si le preguntas a dónde se dirige, no sabe, pero él igual corre. ¡Así es la gente que corre y corre pero sin dirección! Mas la Biblia señala que nosotros, los que hemos alcanzado madurez, hablamos sabiduría pero no de esta clase, no de este siglo sino la sabiduría de Dios, la sabiduría oculta que Él predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ningún príncipe de este siglo ha tenido porque si la hubieran conocido, jamás hubieran crucificado al Rey de gloria. ¡Jamás hubieras hecho lo que has hecho, si Cristo hubiera dominado tu existencia!

Tenemos una imperiosa necesidad de conocer a Dios y así conocer su propósito, entonces podremos movernos en el nivel de su sabiduría. Como no sabemos cuál es la voluntad de Dios, andamos confundidos; no sabemos realmente si es nuestra voluntad o la suya la que nos mueve a actuar. Pero a medida que crecemos y maduramos, identificamos los pensamientos y los caminos de Dios. Isaías 55 dice lo siguiente: “7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. 8Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”(Versículos 7 al 9). ¡Elige dónde quieres caminar el resto de tu vida! ¡En tus propios caminos o en los caminos de Dios! ¡En tus propios pensamientos o en los pensamientos de Dios!

Tus pensamientos y tus sentimientos siempre te han engañado. Muchas veces has creído que algo te iba a salir bien pero te salió mal porque eras ciega o ciego, no entendías ni conocías este otro nivel de sabiduría que Dios quiere que disfrutes a partir de este día. Decide hoy comenzar a caminar en esos caminos de Dios que son más altos que los tuyos y en sus pensamientos que son más altos que tus pensamientos.

Leemos en 1ª Corintios 2:9: “9Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman”.Cosas que nunca nos habíamos imaginado que viviríamos, caminos que jamás soñamos ni pensamos que íbamos a caminar, cosas que jamás pensamos que íbamos a hacer, son esas cosas que vamos a vivir, a caminar y a hacer. Esas son las cosas que Dios ha preparado de antemano, sabiduría oculta desde el principio, predestinada para aquellos que le aman. Tal vez estás luchando por llegar a fin de mes; luchas por solucionar problemas económicos o laborales, pero a ti no te cabe lo que dice la palabra de Dios en Mateo 6:33: “33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.¡Qué duro!

Esas cosas que ojo no vio ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre son las cosas que se mueven en el nivel espiritual de la vida que Dios tiene para aquellos que creen en Él. Lo más triste que le puede suceder a una persona que cree en Jesús es caminar en sus propios pensamientos y caminos en lugar de caminar en los caminos y en los pensamientos de Dios.

¿Y cómo se yo qué debo hacer? Comienza por amar a Dios y doblégate delante de su presencia. Búscale con todo tu corazón porque el Señor no te dejará de alumbrar si lo haces.

Me escribió un muchacho pidiéndome que orara por su papá. Este joven se involucró en las drogas y ha hecho sufrir mucho a su padre quien ahora se está muriendo en un CTI. Aunque ahora está arrepentido, me pide ayuda porque no sabe qué hacer y me confiesa que le es muy difícil librarse de las drogas. Yo digo que para un ser natural todo es difícil. Es difícil liberarse del alcohol, del cigarro, de la droga, de las pasiones sexuales, de la ira y de tantas cosas que atan a la persona. ¡Es muy complicado si estás en ese nivel natural! Pero si comienzas a caminar en el nivel espiritual, ni el pucho, ni la droga, ni la suegra tendrán dominio sobre ti. ¡Dios tiene dominio! Le dije a este joven que el día que le abra su corazón a Jesús, y deje que el Señor gobierne su vida, el día que Jesús sea el Señor de su existencia, la droga no podrá gobernarlo. ¡Tú necesitas a Cristo! ¡Cuando Él se enseñoree de tu vida, las cosas que te dominan ya no te dominarán más! No hagas fuerza por ser un buen cristiano tratando de dejar de fumar. ¡Acércate a Cristo y Él te libertará de dominio del pucho!

“¿Cómo hago? ¡Porque hay cosas que sé y entiendo, pero no puedo cambiar!” “¡Miserable de mí!” exclamó el apóstol Pablo. “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”, y agrega: “2Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte(Romanos 8:2). ¡Estar en Cristo es estar en la ley de la vida! ¡Ahí opera la sabiduría y el poder que necesita una persona para disfrutar de la vida cristiana!

Leemos en 1ª Corintios 2:10: “10Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. El día que una persona nace de nuevo, ésta debe entrar bajo el señorío del Espíritu Santo. Cristo nos envía a nosotros su Espíritu. ¡Dios no te hace esclavo! Tú que pasas a ser un hijo de Dios te conviertes en su siervo y el Señor comienza a operar con poder en tu vida.

Posiblemente hoy sea el día en que tengas que renunciar a cosas que amas o que quieres lograr, aunque no tienes idea si provienen del deseo de Dios o de tu propio corazón. Tal vez debas renunciar a un novio, a una novia o a una carrera. No sé qué te ha dicho Dios que renuncies pero tú no puedes permitir que nada te impida caminar en sus caminos y en sus pensamientos que son más altos que los tuyos.

El Espíritu escudriña lo profundo de Dios, esto significa que exprime, extrae, succiona todo lo que está en las profundidades más recónditas de Dios y nos lo revela a nosotros para que sepamos cómo es Dios, quién es Él y qué quiere. Tú preguntarás: “¿Qué hago para saber?” Tú no necesitas hacer nada, sólo debes tener comunión con Dios y Él te lo revelará por su Espíritu Santo. No se trata de hacer, ya que la Biblia dice que Dios produce en nosotros tanto el querer como el hacer por su buena voluntad (Filipenses 2:13). ¡Es Dios quien produce en nosotros las buenas obras! Si nuestras obras son las de Dios, entonces son buenas. Cuando Él venga a ver qué hemos hecho, se quedará conforme porque eran sus obras. Y me honrará porque yo lo he honrado haciendo lo que Él quería. Entonces todas estas cosas vienen por revelación del Espíritu Santo. ¿Cómo quieres saber si no tienes comunión con el Espíritu Santo y si no estás lleno de Él? Pero hoy el Señor quiere llenarte.

Continúa diciendo el apóstol Pablo: “11Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1ª Corintios 2:11). Aquí se establece un paralelo y señala que mi espíritu sabe lo que hay dentro de mí. Claro que si yo vivo en el espíritu, sé lo que hay dentro de mí, pero si yo vivo en la carne, en la naturaleza de los deseos, de las emociones y la voluntad, si vivo en mi alma, el espíritu está muerto por culpa de la carne, está impotente y ciego, por lo tanto, la Biblia declara en Jeremías 17:9: “9Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”Yo debiera saber lo que hay dentro de mí pero no lo sé porque el engaño del alma produce en mí una visión que no es la del Espíritu. Pero mi espíritu sabe lo que hay en mí. Dios ha hecho al hombre inviolable en cierto sentido y es que yo no puedo conocer lo que hay en tu espíritu. Tú me puedes engañar con palabras, con argumentos, pensamientos o sentimientos y yo no conozco lo que hay dentro de ti. Yo puedo ver algunas cosas pero otras no. Yo creía que determinadas personas estaban consagradas, que serían pilares de la iglesia junto conmigo y están comiendo de las algarrobas de los chanchos como el hijo pródigo, están viviendo perdidamente. ¡Yo creía que estaban re contra consagrados pero se fueron! En cambio, de quien yo decía que no iba a repuntar nunca, está a mi lado trabajando y es una bendición tremenda. ¡Dios sabe y conoce los corazones! Tanta gente que me ha dicho: “Pastor, yo quiero estar al lado suyo”. ¡Hasta un tango me han cantado! “Yo quiero aprender de usted”. ¡Cómo engaña el corazón del hombre!

La Biblia dice que así como el espíritu del hombre sabe lo que hay en él, el Espíritu de Dios sabe lo que hay en Dios. El Espíritu de Dios escudriña lo profundo de Dios. Yo no me conozco a mí mismo, tampoco te conozco a ti, pero por el Espíritu Santo puedo conocer lo profundo de Dios.

Seguimos leyendo en 1ª Corintios 2:12: “12Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”. ¡Dios no te ha dado un ángel sino que te ha dado su Espíritu! No sólo te ha escrito la Biblia, te ha dado su Espíritu. En su Espíritu está la verdad, el conocimiento de su propósito y está el poder para que seas lo que debas ser y vayas a donde tengas que ir.

Continúa diciendo el apóstol Pablo en 1ª Corintios 2:13: “13lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”. Has notado que hay sabiduría humana y sabiduría divina. Nosotros recibimos directamente del Espíritu de Dios y acomodamos lo espiritual a lo espiritual, porque lo que es de la carne, carne es y lo que proviene del Espíritu, espíritu es. ¡Son dos cosas totalmente distintas que no se pueden mezclar!

¡El Espíritu Santo tiene una guerra a muerte con tu carne! Tú no podrás consagrar tu carne porque el Espíritu de Dios no acepta carne consagrada. Él acepta sólo carne muerta. Aunque la pinte y la condimentes, aunque le muestres a Dios cómo ora, cómo canta y danza tu carne, el Espíritu Santo no la acepta.

Los espirituales acomodamos lo espiritual a lo espiritual y hablamos en términos de sabiduría espiritual, revelada por el Espíritu de Dios. Por eso a veces no tengo ganas de discutir con algunas personas que me piden que razone con ellas, yo ya sé cómo es la cosa aunque no se lo puedo explicar porque hablar con un carnal es como hablar con una piedra. Es que los que están en el nivel del Espíritu hablan cosas espirituales reveladas por Dios:“14Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1ª Corintios 2:14). ¡Es como un receptor de radio queriendo sintonizar la televisión! El hombre natural es el hombre no renacido, no regenerado, a diferencia del hombre carnal que es una persona regenerada pero no camina en los caminos del Señor. ¡Es una bola de carne!

¿Estás dispuesta o dispuesto a continuar viviendo esa clase de vida que estás viviendo? ¿Tu vida es natural, es carnal o espiritual? ¿Qué cosas son las que te ocupan o te quitan el sueño? ¿Qué anhelas alcanzar? ¿Son tus anhelos o los de Dios? ¡No confundas tus deseos con los de Dios! Hay predicadores que enseñan a las personas que deben luchar por lo que quieren o sienten, les señalan que lo que esas personas tienen en su corazón, es lo que Dios quiere. ¡No te engañes! ¡Tú ya sabes que has anhelado burradas! Tienes que estar en el espíritu para saber que lo que anhelas es de Dios: “15En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (1ª Corintios 2: 15 y 16). ¡Nadie ha conocido nunca la mente del Señor! Pero nosotros tenemos la mente de Cristo. Yo ya no pienso como pensaba Jorge Márquez, ahora pienso como Cristo. No camino más en los caminos de Jorge Márquez, ahora camino en los caminos de Cristo. ¡La mente de Cristo es mi mente!

Tienes que abrirte hoy para que el Espíritu Santo te llene. No te queda otra que buscar comunión íntima con Él. Tienes que decirle: “Yo te amo, tú eres mi mejor amigo, Señor. ¡Quiero que te reveles en mí y me llenes! Tú me has limpiado de mis pecados, mi casa está limpia. No sólo quiero saber de Biblia, yo quiero conocer los caminos de la Biblia para mí. Quiero conocer los pensamientos de Dios para mí. Cosas que ojo no vio ni oído oyó, ni se han manifestado en el corazón de los hombres, son las cosas que tú has preparado para mí. Quiero conocer lo que has preparado para mí desde el principio Señor. Sé que tengo que abandonar cosas y estoy decidido a dejar lo que tenga que dejar, para alcanzar tu propósito”.

¿Tienes miedo de soltar algo que te tiene atado o que te hace sentir segura o seguro? ¿Qué si Dios te pide que dejes tu título o que ofrendes tu casa? ¿Qué si el Señor te dice que ese novio que tú quieres Él no lo quiere? ¿Sabes que Dios te da un Isaac y después te lo pide porque le está molestando en tu relación con Él?  Algunos patalean  y dicen: “Pero esto me lo dio Dios”. ¿Y si Dios te lo dio, acaso no te lo puede pedir? El Señor le dijo al profeta Ezequiel: “16Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas” (Ezequiel 24:16). Tenía una esposa a la que admiraba y sobre la cual alardeaba que fue Dios quien se la dio. ¡Dios se lo dijo y al otro día la esposa se murió!

¿Has entendido que hace falta que tu vida cambie y que Dios lo necesita? ¡Dios necesita gente que camine en sus caminos y les quiere mostrar gloria, no pavadas!

Una mujer vivía en un rancho sucio, no tenía nada y era vecina de una mujer rica. Ella le predicaba a la mujer rica y le decía que se tenía que entregar a Cristo, que el Señor es poderoso, que le iba a dar paz y la iba a prosperar. Después de hablarle predicado, manda a su hijita a pedirle una taza de azúcar a la vecina rica. Entonces, esta mujer rica, dijo: “Yo no quiero creer en ese Dios del cual me habla”. ¡Tú vives en un solo lamento y te dices cristiano! ¡Eres una vergüenza en el reino de Dios! El Señor te dice: “¡Basta ya de jugar al cristianito! ¡Muestra mis planes y mi gloria! ¡Muestra mi poder y mi Espíritu! ¡Habla mis palabras! ¡Piensa mis pensamientos y camina en mis caminos que son más altos que los tuyos! ¡Anhelo llenarte!”

La Biblia dice que el Espíritu Santo nos anhela celosamente. ¡Él tiene unas ganas de llenarte que no se aguanta! ¡El freno eres tú, no Él! El Espíritu Santo quiere soplar sobre ti. Él quiere hacer una nueva obra en tu vida. A partir de este día comenzarás a caminar hacia otra dimensión y con una nueva mentalidad. Ya no sirven para nada las experiencias que has vivido. Una mujer se entrega a Cristo, está contenta por haber conocido el evangelio, antes había fracasado en su relación con cinco hombres. Todos les salieron mal, la han maltratado y ahora ella no quiere saber más nada con ningún hombre. Pero viene al evangelio y se encuentra con Cristo, y con el Señor encuentra consuelo. Ella exclama: “¡Por fin!” Entonces le dicen: “¡Al fin te puedes casar!” “¡No! ¡No más hombres!” dice ella. Todo porque ha tenido malas experiencias con cinco hombres. La Biblia dice en 2ª Corintios 5:17: “17De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. ¡No me vengas con experiencias del pasado y fracasos del pasado! ¡Dios hace cosas nuevas!

Mi papá me decía: “Cabeza de chorlito”. Yo me preguntaba qué era eso. Me enteré de que era un pajarito con una cabeza pequeñita. Lo mismo te dice el Señor: “No me vengas con esa cabeza de chorlito, yo tengo una cabeza más grande”.

Dile a Dios que lo necesitas y pídele que te llene. Por causa de la palabra que está en 1ª Corintios 2:9 (9Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman”) yo tuve que perder muchas cosas que amaba. Pero si yo no hubiera dejado esas cosas, hoy no sería pastor en Uruguay. Le doy gracias a Dios porque me guió, porque la vida que estoy viviendo es mucho mejor que la que yo hubiera vivido. ¡Soy un hombre pleno y feliz! Sé que estoy caminando en los caminos de Dios. ¡He visto su gloria! No soporto la idea de que la gente a la que le predico no viva eso mismo. Que tú puedas declarar en esta hora: “Estoy viviendo en la voluntad de Dios y es maravilloso. Ya no me preocupa lo que antes me preocupaba, ya no pienso en lo que pensaba antes. No me desvelo con las cosas que antes me desvelaba. Ahora el Espíritu Santo está guiando mi vida y ha llenado mi existencia”.

“Señor, que aquellos que han entendido y recibido esta palabra, tengan un anhelo profundo de ti. Quebranta los yugos del infierno y quita los temores, Dios mío. Echo fuera el temor de los corazones de las personas, en el nombre de Jesús y echo fuera el engaño de sus vidas. Que sin temor y sin vergüenza vengan a ti Dios, te lo pido en el nombre precioso de Jesús, amén”.
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