El arrepentimiento era "para perdón de pecados"

El bautismo de Juan el Bautista

El verbo "bautizar" significaba "sumergir" o "limpiar, lavar con agua".
(Mr 7:4) "Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos."
En este versículo encontramos dos veces el término "bautizar" (traducido como "lavar") asociado con la limpieza personal o de diferentes utensilios.
Pero en el contexto de nuestro pasaje, el término se relaciona con el bautismo de personas. Concretamente tiene que ver con un ritual religioso que los judíos de aquellos días practicaban a los prosélitos gentiles cuando se convertían al judaísmo. Se trataba de un lavamiento simbólico en el que se purificaban de sus pecados cometidos como paganos e idólatras mientras se disponían para servir a Dios.
Y es precisamente esto último lo que marcaba la diferencia con el bautismo de Juan, porque debemos notar que él no bautizaba a gentiles que se convertían al judaísmo, sino a judíos, miembros del pueblo de Dios. Con ello, estaba dando a entender que los judíos se habían vuelto como paganos y tenían que convertirse a Dios. ¡No podían confiar en que simplemente eran descendientes de Abraham! Miremos sus advertencias a aquellos que le escuchaban.
(Lc 3:8) "Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras."
Así que, por medio de este bautismo Juan tenía la finalidad de reunir al verdadero pueblo de Israel y prepararlos para la manifestación de Dios. Esto era precisamente lo que el ángel le había dicho a su padre Zacarías cuando le anunció el nacimiento de Juan el Bautista.
(Lc 1:17) "...para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto."
Pero en cualquier caso, el bautismo de arrepentimiento que Juan realizaba, por sí solo, no era suficiente. Debía ser completado, como él mismo diría, por el bautismo en el Espíritu Santo que realizaría Jesús.
(Mr 1:8) "Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo."
El libro de los Hechos también pone en evidencia esta misma verdad. Apolos sólo conocía el bautismo de Juan y fue necesario que Priscila y Aquila "le expusieran más exactamente el camino de Dios" (Hch 18:24-26). Pablo encontró en Éfeso a doce discípulos que Juan el Bautista había bautizado, pero que no tenían el Espíritu Santo. Fue necesario que creyeran en Jesús y se bautizaron en su nombre para poder recibir el Espíritu (Hch 19:1-7).

El arrepentimiento

El evangelista nos dice que Juan predicaba el bautismo de arrepentimiento. Pero ¿qué es el arrepentimiento? La palabra griega para "arrepentimiento" significa "un cambio de pensamiento o de mente" que lleva necesariamente a un cambio de vida. Todos los profetas hablaban de la necesidad de "volver a Dios". Este retorno a Dios implicaba dejar de hacer aquellas cosas que ofenden a Dios.
El arrepentimiento incluye tres elementos importantes:
  • Un entendimiento de la maldad del pecado, como algo cometido contra Dios (Sal 51:4), y que por ende constituye una ofensa contra Él.
  • Una profunda tristeza por los pecados cometidos (2 Co 7:10).
  • Un propósito serio de abandonar el pecado, y vivir una vida de santidad ante los ojos de Dios (Lc 3:8).
No cabe duda de que es incómodo, difícil y a veces peligroso plantearle a cualquier persona la necesidad del arrepentimiento. Con frecuencia se sienten heridos en su orgullo y amor propio. Pero Juan el Bautista lo predicó, Jesucristo lo predicó, y ambos perdieron sus vidas por ello. Pero lo hicieron no por el mero deseo de protestar, sino porque éste es el primer requisito para reconciliarse con Dios.

El perdón de pecados

El arrepentimiento era "para perdón de pecados", es decir, su meta era obtener el perdón de los pecados.
Desgraciadamente, esto no era una preocupación para los judíos de la época de Juan el Bautista. Ellos estaban más interesados en buscar alguna forma de librarse del yugo romano bajo el que estaban sometidos. Y hoy en día, a la gente de nuestro tiempo le ocurre lo mismo. En su orden de preocupaciones hay muchas otras cosas, pero no el perdón de sus pecados. Sin embargo, ¡sus pecados eran mayores enemigos que los romanos! ¡Sus pecados los tenían más esclavizados que los invasores!
¿Qué significa la palabra "perdón"? En el original tiene el sentido de "soltar", "liberar". El "perdón", entonces, implica "soltar" a alguien de la culpa o de la condenación del pecado. Esta idea se encuentra expresada hermosamente en algunas escrituras.
(Sal 103:12) "Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones."
(Miq 7:18) "¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia."
Es incuestionable el alivio que le produce al hombre el arrepentimiento. El director de un hospital psiquiátrico dijo: "Si pudiera liberar a mis pacientes de sus sentimientos de culpabilidad, podría dar de alta inmediatamente a la mitad de ellos."
Dios está dispuesto a perdonarnos (como el padre del hijo pródigo) pero es necesario que volvamos a Dios, nos arrepintamos, cambiemos de sentido.
¿Qué relación tenía el bautismo de Juan con el perdón de los pecados? Lo que está claro es que el bautismo, por sí solo, no efectuaba el perdón de los pecados. El perdón dependía de una verdadera actitud interna del corazón, de un quebrantamiento ante Dios, de un reconocimiento de la culpabilidad, y de una decisión seria de cambiar la forma de vida. Por eso Juan exhortaba, "haced frutos dignos de arrepentimiento" (Mt 3:8). El bautismo era una forma externa de dar testimonio de que había habido un arrepentimiento interior.

"Y salían a él toda la provincia de Judea, y de Jerusalén"

El impacto del ministerio de Juan fue tremendo. Y esto a pesar de que desarrolló su ministerio en un lugar poco conveniente: un desierto, y de que anunció un mensaje poco atractivo: el arrepentimiento del pecado.
El verbo, "salían", indica una acción continua; día tras día, la gente salía de Jerusalén y las zonas aledañas, para escuchar a Juan predicar, y ser bautizados por él. Como un comentarista afirma, Juan vació las ciudades, y llenó el desierto. El historiador Josefo confirma esta descripción del ministerio de Juan. Él habla de muchas personas que se congregaron para oír a Juan el Bautista, conmovidos tremendamente al escuchar sus palabras (ver Antigüedades, XVIII. 118).
Aunque Marcos menciona Jerusalén y Judea, sabemos que también vinieron de Galilea, porque algunos de los discípulos de Juan eran del norte (Mr 14:70).

"Y eran bautizados por él en el río Jordán"

El Jordán era un lugar lleno de recuerdos para los judíos. Por ahí atravesaron sus padres cuando entraron a la tierra prometida. Detrás de ellos quedó toda una historia de sufrimiento y muerte, y ahora entraban a su herencia. De todo eso era símbolo ese rito que hacía Juan. Les recordaba el pasado al que habían muerto y les simbolizaba la nueva vida que se abría delante de ellos.

"Confesando sus pecados"

El mismo acto de descender a las aguas del Jordán para ser bautizados constituía una confesión implícita de su pecaminosidad. No sabemos si el bautismo era acompañado por una confesión verbal de sus pecados.
El verbo "confesar" que Marcos usa aquí, es una palabra compuesta que tiene la idea de "hablar junto con", es decir, "hablar la misma cosa que" Dios. Esta es la esencia de la confesión del pecado. Implica ponernos de acuerdo con Dios, y afirmar juntamente con Él, que lo que Él dice acerca de nosotros es verdad; somos pecadores (1 Jn 1:8-10).
Por lo tanto, al confesar nuestros pecados, no estamos tratando de minimizarlos, o excusarlos, o de poner pretextos, sino todo lo contrario.

"Y Juan estaba vestido de pelo de camello"

¿Por qué usaba Juan esta vestimenta? En primer lugar, porque era la vestimenta de la gente humilde. Cristo afirmó que Juan no se vestía de ropas delicadas (Mt 11:8). En segundo lugar, porque aunque su padre era sacerdote, él se distanció de esa clase y lo manifestaba al no usar sus mismas vestiduras. En tercer lugar, porque esta vestimenta apuntaba a que Juan se consideraba el cumplimiento de la profecía de Malaquías (Mal 4:5) acerca de la venida del profeta Elías que habría de aparecer antes de la llegada del Mesías. Comparar la descripción de Elías en (2 R 1:8).

"Y comía langostas y miel silvestre"

Esta era la comida del desierto, y apuntaba a una vida de sencillez. Las langostas se comían secas o hervidas en agua salada. La "miel silvestre" probablemente venía de panales que las abejas hacían entre las rocas, o en algunos árboles del desierto.
Los detalles sobre el vestido, la comida del Bautista y el lugar desierto son importantes, porque señalan una vida de separación de todo cuanto busca y aprecia el mundo. Era un hombre que vivía su mensaje, y esto es importante, porque no se puede condenar el mundo siendo del mundo.

La predicación de Juan el Bautista

La predicación de Juan tuvo dos partes. Primero predicó el arrepentimiento, del que el bautismo era un símbolo (Mr 1:4). Segundo, predicó acerca de la venida del Mesías (Mr 1:7-8).
  • "Viene tras mí el que es más poderoso que yo". Por fin se cumplían las profecías del Antiguo Testamento. Había llegado la hora (Ga 4:4-5). Y Juan fue designado para anunciar el comienzo de la Obra del Mesías.
  • "A quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado". Era una costumbre en la época de Juan que cuando un amo llegaba a casa con sus sandalias llenas de polvo del camino, su esclavo se las quitaría para que se sintiera cómodo. Y ante la dignidad superior de Aquel que venía, Juan no se tenía por digno ni aun de llevar a cabo la misión de un siervo. Como un comentarista ha dicho: "El que viene es hombre, pero su calzado no impide que merezca adoración divina". Con estas palabras Juan quiere manifestar un reconocimiento profundo y real de la grandeza de Cristo. Su posición queda clara; ante el Mesías él era simplemente un siervo. Y su actitud nunca cambió. Por ejemplo, cuando el pueblo comenzó a preguntarse si tal vez Juan era el Cristo esperado, él de ninguna manera quiso ocupar un lugar que no le correspondía (Lc 3:15-16) (Jn 1:19-20). Podemos afirmar con seguridad, que si algo caracterizaba la predicación de Juan es que exaltaba a Cristo.
  • "Yo a la verdad os he bautizado con agua pero él os bautizará con Espíritu Santo". Después de resaltar la diferencia entre la dignidad del Mesías y su precursor, ahora lo va a hacer entre sus ministerios. Juan bautizaba con agua. Jesucristo lo haría con el Espíritu Santo. Como ya hemos visto anteriormente, la labor de Juan quedaría totalmente incompleta sin la de Cristo. Juan preparaba el camino al Mesías por medio del bautismo de arrepentimiento. Pero sólo Jesús podía dar el Espíritu Santo y la salvación. Notemos de paso que el "bautismo en Espíritu Santo" no es efectuado por el Espíritu Santo, sino por Cristo. Esta profecía de Juan está en el tiempo futuro ("el os bautizará"). ¿Cuándo se cumplió? Fue después de su muerte, resurrección y ascensión al cielo (Hch 1:4-5) (Hch 2:1-13).

Preguntas

1. ¿Por qué Juan el Bautista no ejercía su ministerio en Jerusalén, la capital?
2. ¿Es lo mismo el bautismo de Juan que el bautismo cristiano? ¿Por qué no era completo o suficiente el bautismo de Juan?
3. ¿Qué características debe tener el verdadero arrepentimiento? Explique qué quiere decir la expresión "confesar los pecados".
4. Señale algunas características del ministerio de Juan el Bautista que le parezcan importantes.
5. En este estudio hemos considerado algunas diferencias entre Juan el Bautista y el Señor Jesucristo. Por ejemplo, hemos visto que Juan bautizaba con agua y Jesús lo haría con Espíritu Santo; Juan era un siervo mientras que Jesús es el Señor. Señale otras comparaciones que aparecen en los Evangelios.
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