La vida
cristiana comienza el día en que nuestros pecados han sido perdonados; el día
que venimos ante Jesús y confesamos nuestros pecados y le pedimos que nos
perdone y nos limpie, ese día ocurre algo extraordinario en el mundo
espiritual. Ese día son borrados nuestros pecados para siempre por causa de la
fe en Cristo Jesús. Y cuando esto ocurre, nuestra casa, o sea nuestro ser queda
limpio y habitable, porque hasta ese momento, mientras domina el pecado,
nuestra casa es una guarida de demonios que entran y salen. Mucha gente se
asusta cuando hablamos estas cosas y preguntan cómo es que los demonios pueden
dominar a una persona. ¡Sí! Éstos ejercen una influencia extraordinaria en la
mente, la voluntad y las emociones, provocando deseos, tentaciones y cuántas
cosas más. Pero el día que los demonios pierden el dominio, ya no pueden entrar
a la casa, es el día en que nuestros pecados son limpiados por la sangre
preciosa de Jesús derramada en la cruz del calvario. Se produce un cambio de
dueño. Antes, el pecado es quien señorea y juntamente con él, satanás y sus
demonios. Pero cuando Jesús nos limpia, ocurre una transacción, como cuando
vendemos una casa. Legalmente se hace una escritura mediante la cual se ceden
los derechos de propiedad a la persona que paga el precio, entonces, ésta toma
posesión del bien que compró. Del mismo modo, en el mundo espiritual hay una
transacción; la persona deja de pertenecer al pecado, a satanás, al infierno y
al reino de las tinieblas, pasando a pertenecer al reino de Dios, el reino de
luz. Pero hay muchos que no entienden cómo funciona esto de la vida cristiana.
Ese día debiera comenzar una vida totalmente distinta a la vivida, al decir de
la Biblia: “las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Cuando en una fábrica cambia el director, cambia todo, hay una nueva cabeza,
una nueva visión y nueva perspectiva; hay una nueva mentalidad. Cuando en una
nación cambia el presidente cambia la mentalidad y la dirección. Cuando Jesús
comienza a tener dominio y los demonios dejan de ejercerlo, cambian
absolutamente todas las cosas, y si no han cambiado, es que no se firmó el
compromiso o la compraventa, y no se tomó posesión del bien.
En la vida
vieja nos movíamos según nuestros sentimientos y pensamientos, dominaba el
alma, por lo que nuestra vida era almática, lo cual significa que éramos
gobernados por nuestra mente, voluntad y emociones. Posiblemente va pasando una
bendición por ahí pero como estoy tan turbado, la veo pasar y pienso si
realmente es una bendición o no, ¡y se fue! Dominados por el alma estamos
ciegos a las verdades espirituales de Dios. Debemos entender que nuestras
emociones y pensamientos son muy variables. Una mujer se enamora perdidamente
de un hombre y cree que va a estar toda la vida con él, ella piensa que es su
príncipe azul, el que siempre soñó, pero al tiempo dice: “¡Ya no lo aguanto
más! ¿Se cree que voy a estar toda la vida detrás de él?” ¡Las emociones
cambian! ¡Te llevan de un lado para otro! Si varía la temperatura, cambia el
estado de ánimo, si te comes tres platos de tallarines también y si aparece tu
suegra cambia tu estado de ánimo.
Cuando el
hombre es gobernado por las emociones nunca se sabe a dónde va, su existencia
no tiene rumbo. Esto es en la vieja vida cuando domina el pecado, cuando
dominan la voluntad y las emociones. Ves que viene la bendición pero tú no
tienes ganas de correr para alcanzarla. ¡Falta de voluntad!
Ahora,
cuando llega Cristo a la vida de una persona, y el Señor no puede venir hasta
que los pecados no hayan sido perdonados, en ese momento se produce una
regeneración. Dios engendra vida espiritual y nace un nuevo ser con capacidades
espirituales. La vida espiritual es de un nivel y la vida natural, síquica,
almática, es de otro nivel. Cuando uno está en esta vida de abajo, no ve, no
entiende, no capta lo que está en el nivel de la vida espiritual. Sería como si
un receptor de radio se propusiera ver un canal de televisión, éste no está
habilitado para captar imágenes. Supongamos que la televisión es la vida
espiritual y la radio es la vida natural. El que está viviendo en la vida
natural cree que entiende y ve bien. ¡Hasta lo juzga a Dios! Y pregunta por qué
Dios es así, por qué permite esto o lo otro. Pero habla de lo que no sabe y no
entiende porque no conoce la verdad.
Cuando uno
conoce la verdad, está bien plantado, tiene libertad y seguridad para avanzar
en la vida en cuanto a lo que hace y piensa porque la verdad guía el propósito
de Dios en su existencia. ¡Y la verdad es Jesucristo! El Señor dijo: “Yo
soy el camino, la verdad y la vida”.
En la vida
natural prevalece la mentalidad del hombre, su sentimiento y voluntad, pero en
la vida espiritual prevalece la visión de Dios, su propósito y su mentalidad.
¡Prevalece Dios! ¡Él tiene dirección, sentido y propósito para el hombre!
En ese
contexto es que quiero participar contigo de un pasaje que se encuentra en 1ª
Corintios 2 versículo 6 que dice así: “6Sin embargo, hablamos
sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo,
ni de los príncipes de este siglo, que perecen”.Cuando dice sabiduría,
no de este siglo, significa que no es de esta era; sabiduría, no de este orden
de cosas, no de este mundo. Y continúa diciendo el versículo 7: “Mas
hablamos sabiduría de Dios…” Fíjate que menciona sabiduría de hombre y
sabiduría de Dios. Los que no han alcanzado madurez se mueven en un nivel de
sabiduría humana y natural, pero los que hemos alcanzado madurez tenemos otro
nivel de sabiduría que es la sabiduría revelada de Dios: “7Mas
hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios
predestinó antes de los siglos para nuestra gloria”.Dios tenía cosas
preparadas y guardadas para nosotros. ¡Desde antes las había planificado para
que nosotros las conozcamos! En la nueva vida prevalece la sabiduría de Dios;
prevalecen los caminos, los pensamientos y la voluntad de Dios. Y para que eso
ocurra, el creyente debe estar sometido a Dios, debe estar muerto a sí mismo
para no entorpecer su mentalidad, su pensamiento y su voluntad. El hombre sin
Dios es como una bola sin manija, va de aquí para allá, corre para todos lados
y no sabe a dónde va, ni a dónde terminará. Yo lo comparo con el hámster que
corre dentro de la ruedita. Me he detenido a ver con qué fuerza y con qué
emoción ese animalito corre mirando fijo la ruedita y si le preguntas a dónde
se dirige, no sabe, pero él igual corre. ¡Así es la gente que corre y corre
pero sin dirección! Mas la Biblia señala que nosotros, los que hemos alcanzado
madurez, hablamos sabiduría pero no de esta clase, no de este siglo sino la
sabiduría de Dios, la sabiduría oculta que Él predestinó antes de los siglos
para nuestra gloria, la que ningún príncipe de este siglo ha tenido porque si
la hubieran conocido, jamás hubieran crucificado al Rey de gloria. ¡Jamás
hubieras hecho lo que has hecho, si Cristo hubiera dominado tu existencia!
Tenemos una
imperiosa necesidad de conocer a Dios y así conocer su propósito, entonces
podremos movernos en el nivel de su sabiduría. Como no sabemos cuál es la
voluntad de Dios, andamos confundidos; no sabemos realmente si es nuestra
voluntad o la suya la que nos mueve a actuar. Pero a medida que crecemos y
maduramos, identificamos los pensamientos y los caminos de Dios. Isaías 55 dice
lo siguiente: “7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo
sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al
Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. 8Porque mis
pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dijo Jehová. 9Como son más altos los cielos que la tierra, así son
mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos”(Versículos 7 al 9). ¡Elige dónde quieres caminar el resto
de tu vida! ¡En tus propios caminos o en los caminos de Dios! ¡En tus propios
pensamientos o en los pensamientos de Dios!
Tus
pensamientos y tus sentimientos siempre te han engañado. Muchas veces has
creído que algo te iba a salir bien pero te salió mal porque eras ciega o ciego,
no entendías ni conocías este otro nivel de sabiduría que Dios quiere que
disfrutes a partir de este día. Decide hoy comenzar a caminar en esos caminos
de Dios que son más altos que los tuyos y en sus pensamientos que son más altos
que tus pensamientos.
Leemos en 1ª
Corintios 2:9: “9Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo
no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha
preparado para los que le aman”.Cosas que nunca nos habíamos imaginado
que viviríamos, caminos que jamás soñamos ni pensamos que íbamos a caminar,
cosas que jamás pensamos que íbamos a hacer, son esas cosas que vamos a vivir,
a caminar y a hacer. Esas son las cosas que Dios ha preparado de antemano,
sabiduría oculta desde el principio, predestinada para aquellos que le aman.
Tal vez estás luchando por llegar a fin de mes; luchas por solucionar problemas
económicos o laborales, pero a ti no te cabe lo que dice la palabra de Dios en
Mateo 6:33: “33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.¡Qué duro!
Esas cosas
que ojo no vio ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre son las cosas
que se mueven en el nivel espiritual de la vida que Dios tiene para aquellos
que creen en Él. Lo más triste que le puede suceder a una persona que cree en
Jesús es caminar en sus propios pensamientos y caminos en lugar de caminar en
los caminos y en los pensamientos de Dios.
¿Y cómo se
yo qué debo hacer? Comienza por amar a Dios y doblégate delante de su
presencia. Búscale con todo tu corazón porque el Señor no te dejará de alumbrar
si lo haces.
Me escribió
un muchacho pidiéndome que orara por su papá. Este joven se involucró en las
drogas y ha hecho sufrir mucho a su padre quien ahora se está muriendo en un
CTI. Aunque ahora está arrepentido, me pide ayuda porque no sabe qué hacer y me
confiesa que le es muy difícil librarse de las drogas. Yo digo que para un ser
natural todo es difícil. Es difícil liberarse del alcohol, del cigarro, de la
droga, de las pasiones sexuales, de la ira y de tantas cosas que atan a la
persona. ¡Es muy complicado si estás en ese nivel natural! Pero si comienzas a
caminar en el nivel espiritual, ni el pucho, ni la droga, ni la suegra tendrán
dominio sobre ti. ¡Dios tiene dominio! Le dije a este joven que el día que le
abra su corazón a Jesús, y deje que el Señor gobierne su vida, el día que Jesús
sea el Señor de su existencia, la droga no podrá gobernarlo. ¡Tú necesitas a
Cristo! ¡Cuando Él se enseñoree de tu vida, las cosas que te dominan ya no te
dominarán más! No hagas fuerza por ser un buen cristiano tratando de dejar de
fumar. ¡Acércate a Cristo y Él te libertará de dominio del pucho!
“¿Cómo hago?
¡Porque hay cosas que sé y entiendo, pero no puedo cambiar!” “¡Miserable de
mí!” exclamó el apóstol Pablo. “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”, y
agrega: “2Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús
me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”(Romanos 8:2). ¡Estar
en Cristo es estar en la ley de la vida! ¡Ahí opera la sabiduría y el poder que
necesita una persona para disfrutar de la vida cristiana!
Leemos en 1ª
Corintios 2:10: “10Pero Dios nos las reveló a nosotros por el
Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”.
El día que una persona nace de nuevo, ésta debe entrar bajo el señorío del
Espíritu Santo. Cristo nos envía a nosotros su Espíritu. ¡Dios no te hace
esclavo! Tú que pasas a ser un hijo de Dios te conviertes en su siervo y el
Señor comienza a operar con poder en tu vida.
Posiblemente
hoy sea el día en que tengas que renunciar a cosas que amas o que quieres
lograr, aunque no tienes idea si provienen del deseo de Dios o de tu propio
corazón. Tal vez debas renunciar a un novio, a una novia o a una carrera. No sé
qué te ha dicho Dios que renuncies pero tú no puedes permitir que nada te
impida caminar en sus caminos y en sus pensamientos que son más altos que los
tuyos.
El Espíritu
escudriña lo profundo de Dios, esto significa que exprime, extrae, succiona
todo lo que está en las profundidades más recónditas de Dios y nos lo revela a
nosotros para que sepamos cómo es Dios, quién es Él y qué quiere. Tú
preguntarás: “¿Qué hago para saber?” Tú no necesitas hacer nada, sólo debes
tener comunión con Dios y Él te lo revelará por su Espíritu Santo. No se trata
de hacer, ya que la Biblia dice que Dios produce en nosotros tanto el querer
como el hacer por su buena voluntad (Filipenses 2:13). ¡Es Dios quien produce
en nosotros las buenas obras! Si nuestras obras son las de Dios, entonces son
buenas. Cuando Él venga a ver qué hemos hecho, se quedará conforme porque eran
sus obras. Y me honrará porque yo lo he honrado haciendo lo que Él quería.
Entonces todas estas cosas vienen por revelación del Espíritu Santo. ¿Cómo
quieres saber si no tienes comunión con el Espíritu Santo y si no estás lleno
de Él? Pero hoy el Señor quiere llenarte.
Continúa
diciendo el apóstol Pablo: “11Porque ¿quién de los hombres
sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así
tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1ª
Corintios 2:11). Aquí se establece un paralelo y señala que mi espíritu sabe lo
que hay dentro de mí. Claro que si yo vivo en el espíritu, sé lo que hay dentro
de mí, pero si yo vivo en la carne, en la naturaleza de los deseos, de las
emociones y la voluntad, si vivo en mi alma, el espíritu está muerto por culpa
de la carne, está impotente y ciego, por lo tanto, la Biblia declara en Jeremías
17:9: “9Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y
perverso; ¿quién lo conocerá?”Yo debiera saber lo que hay dentro de mí
pero no lo sé porque el engaño del alma produce en mí una visión que no es la
del Espíritu. Pero mi espíritu sabe lo que hay en mí. Dios ha hecho al hombre
inviolable en cierto sentido y es que yo no puedo conocer lo que hay en tu
espíritu. Tú me puedes engañar con palabras, con argumentos, pensamientos o
sentimientos y yo no conozco lo que hay dentro de ti. Yo puedo ver algunas cosas
pero otras no. Yo creía que determinadas personas estaban consagradas, que
serían pilares de la iglesia junto conmigo y están comiendo de las algarrobas
de los chanchos como el hijo pródigo, están viviendo perdidamente. ¡Yo creía
que estaban re contra consagrados pero se fueron! En cambio, de quien yo decía
que no iba a repuntar nunca, está a mi lado trabajando y es una bendición
tremenda. ¡Dios sabe y conoce los corazones! Tanta gente que me ha dicho:
“Pastor, yo quiero estar al lado suyo”. ¡Hasta un tango me han cantado! “Yo
quiero aprender de usted”. ¡Cómo engaña el corazón del hombre!
La Biblia
dice que así como el espíritu del hombre sabe lo que hay en él, el Espíritu de
Dios sabe lo que hay en Dios. El Espíritu de Dios escudriña lo profundo de Dios.
Yo no me conozco a mí mismo, tampoco te conozco a ti, pero por el Espíritu
Santo puedo conocer lo profundo de Dios.
Seguimos
leyendo en 1ª Corintios 2:12: “12Y nosotros no hemos recibido
el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos
lo que Dios nos ha concedido”. ¡Dios no te ha dado un ángel sino que te
ha dado su Espíritu! No sólo te ha escrito la Biblia, te ha dado su Espíritu.
En su Espíritu está la verdad, el conocimiento de su propósito y está el poder
para que seas lo que debas ser y vayas a donde tengas que ir.
Continúa
diciendo el apóstol Pablo en 1ª Corintios 2:13: “13lo cual
también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las
que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”. Has
notado que hay sabiduría humana y sabiduría divina. Nosotros recibimos
directamente del Espíritu de Dios y acomodamos lo espiritual a lo espiritual,
porque lo que es de la carne, carne es y lo que proviene del Espíritu, espíritu
es. ¡Son dos cosas totalmente distintas que no se pueden mezclar!
¡El Espíritu
Santo tiene una guerra a muerte con tu carne! Tú no podrás consagrar tu carne
porque el Espíritu de Dios no acepta carne consagrada. Él acepta sólo carne
muerta. Aunque la pinte y la condimentes, aunque le muestres a Dios cómo ora,
cómo canta y danza tu carne, el Espíritu Santo no la acepta.
Los
espirituales acomodamos lo espiritual a lo espiritual y hablamos en términos de
sabiduría espiritual, revelada por el Espíritu de Dios. Por eso a veces no
tengo ganas de discutir con algunas personas que me piden que razone con ellas,
yo ya sé cómo es la cosa aunque no se lo puedo explicar porque hablar con un
carnal es como hablar con una piedra. Es que los que están en el nivel del
Espíritu hablan cosas espirituales reveladas por Dios:“14Pero
el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente” (1ª Corintios 2:14). ¡Es como un receptor de radio
queriendo sintonizar la televisión! El hombre natural es el hombre no renacido,
no regenerado, a diferencia del hombre carnal que es una persona regenerada
pero no camina en los caminos del Señor. ¡Es una bola de carne!
¿Estás
dispuesta o dispuesto a continuar viviendo esa clase de vida que estás
viviendo? ¿Tu vida es natural, es carnal o espiritual? ¿Qué cosas son las que
te ocupan o te quitan el sueño? ¿Qué anhelas alcanzar? ¿Son tus anhelos o los
de Dios? ¡No confundas tus deseos con los de Dios! Hay predicadores que enseñan
a las personas que deben luchar por lo que quieren o sienten, les señalan que
lo que esas personas tienen en su corazón, es lo que Dios quiere. ¡No te
engañes! ¡Tú ya sabes que has anhelado burradas! Tienes que estar en el
espíritu para saber que lo que anhelas es de Dios: “15En
cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas
nosotros tenemos la mente de Cristo” (1ª Corintios 2: 15 y 16). ¡Nadie
ha conocido nunca la mente del Señor! Pero nosotros tenemos la mente de Cristo.
Yo ya no pienso como pensaba Jorge Márquez, ahora pienso como Cristo. No camino
más en los caminos de Jorge Márquez, ahora camino en los caminos de Cristo. ¡La
mente de Cristo es mi mente!
Tienes que
abrirte hoy para que el Espíritu Santo te llene. No te queda otra que buscar
comunión íntima con Él. Tienes que decirle: “Yo te amo, tú eres mi mejor
amigo, Señor. ¡Quiero que te reveles en mí y me llenes! Tú me has limpiado de
mis pecados, mi casa está limpia. No sólo quiero saber de Biblia, yo quiero
conocer los caminos de la Biblia para mí. Quiero conocer los pensamientos de
Dios para mí. Cosas que ojo no vio ni oído oyó, ni se han manifestado en el
corazón de los hombres, son las cosas que tú has preparado para mí. Quiero
conocer lo que has preparado para mí desde el principio Señor. Sé que tengo que
abandonar cosas y estoy decidido a dejar lo que tenga que dejar, para alcanzar
tu propósito”.
¿Tienes
miedo de soltar algo que te tiene atado o que te hace sentir segura o seguro?
¿Qué si Dios te pide que dejes tu título o que ofrendes tu casa? ¿Qué si el
Señor te dice que ese novio que tú quieres Él no lo quiere? ¿Sabes que Dios te
da un Isaac y después te lo pide porque le está molestando en tu relación con
Él? Algunos patalean y dicen: “Pero esto me lo dio Dios”. ¿Y si
Dios te lo dio, acaso no te lo puede pedir? El Señor le dijo al profeta
Ezequiel: “16Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe
el deleite de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas” (Ezequiel
24:16). Tenía una esposa a la que admiraba y sobre la cual alardeaba que fue
Dios quien se la dio. ¡Dios se lo dijo y al otro día la esposa se murió!
¿Has
entendido que hace falta que tu vida cambie y que Dios lo necesita? ¡Dios
necesita gente que camine en sus caminos y les quiere mostrar gloria, no
pavadas!
Una mujer
vivía en un rancho sucio, no tenía nada y era vecina de una mujer rica. Ella le
predicaba a la mujer rica y le decía que se tenía que entregar a Cristo, que el
Señor es poderoso, que le iba a dar paz y la iba a prosperar. Después de
hablarle predicado, manda a su hijita a pedirle una taza de azúcar a la vecina rica.
Entonces, esta mujer rica, dijo: “Yo no quiero creer en ese Dios del cual me
habla”. ¡Tú vives en un solo lamento y te dices cristiano! ¡Eres una vergüenza
en el reino de Dios! El Señor te dice: “¡Basta ya de jugar al cristianito!
¡Muestra mis planes y mi gloria! ¡Muestra mi poder y mi Espíritu! ¡Habla mis
palabras! ¡Piensa mis pensamientos y camina en mis caminos que son más altos
que los tuyos! ¡Anhelo llenarte!”
Mi papá me
decía: “Cabeza de chorlito”. Yo me preguntaba qué era eso. Me enteré de que era
un pajarito con una cabeza pequeñita. Lo mismo te dice el Señor: “No me vengas
con esa cabeza de chorlito, yo tengo una cabeza más grande”.
Dile a Dios
que lo necesitas y pídele que te llene. Por causa de la palabra que está en 1ª
Corintios 2:9 (“9Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo
no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha
preparado para los que le aman”) yo tuve que perder muchas cosas que
amaba. Pero si yo no hubiera dejado esas cosas, hoy no sería pastor en Uruguay.
Le doy gracias a Dios porque me guió, porque la vida que estoy viviendo es
mucho mejor que la que yo hubiera vivido. ¡Soy un hombre pleno y feliz! Sé que
estoy caminando en los caminos de Dios. ¡He visto su gloria! No soporto la idea
de que la gente a la que le predico no viva eso mismo. Que tú puedas declarar
en esta hora: “Estoy viviendo en la voluntad de Dios y es maravilloso. Ya no
me preocupa lo que antes me preocupaba, ya no pienso en lo que pensaba antes.
No me desvelo con las cosas que antes me desvelaba. Ahora el Espíritu Santo
está guiando mi vida y ha llenado mi existencia”.
“Señor, que
aquellos que han entendido y recibido esta palabra, tengan un anhelo profundo
de ti. Quebranta los yugos del infierno y quita los temores, Dios mío. Echo
fuera el temor de los corazones de las personas, en el nombre de Jesús y echo
fuera el engaño de sus vidas. Que sin temor y sin vergüenza vengan a ti Dios,
te lo pido en el nombre precioso de Jesús, amén”.
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