La palabra de Dios es vida. Es la palabra lo que puede desatar la verdadera vida de una persona. Pero, ¿qué es vida?
El término vida, naturalmente, tiene una
definición. Para la ciencia, vida es respirar, es una cadena de
sistemas que funcionan en una persona. Si una persona está conectada a
una máquina para respirar, aunque haya muerte cerebral, los médicos
consideran que hay vida. La pregunta es, si eso es vida.
Lo mismo pasa con el aborto. Las leyes
tratan de definir desde cuando es vida: ¿Desde que se concibe? ¿O unas
semanas después? La Biblia dice: Mi embrión vieron tus ojos.
La verdad es que la vida es tan amplia,
que en nuestra mente no caben estos conceptos. Tratamos de definirlos,
para sentirnos bien con nosotros mismos, pero nadie puede definir
naturalmente lo que es vida.
El que más o el que menos, en algún momento, se ha sentado y ha dicho: Esto no es vida.
Tratamos de vivir a través de nuestra
mente, de nuestros pensamientos, de nuestro análisis y nuestras
definiciones, en vez de entrar en la conexión divina que verdaderamente
provoca la vida del hombre; porque, al mismo tiempo que tú has tenido
experiencias en que dices: Esto no es vida; has tenido otras donde
dices: ¡Esto es vida!
Son esos momentos los que nos dan la
esperanza de no permanecer en depresión, por ejemplo. Muchos, no nos
hemos vuelto locos porque quizás por un tiempo estamos mal, pero uno que
otro día, algo en nuestro interior nos hace realizar: Esto es vida.
Cuando una persona intenta suicidarse,
no quiere quitarse la vida; lo que quiere quitarse es el sufrimiento, el
dolor. Esta persona piensa que el dolor y el sufrimiento vienen con la
vida. Esto no es así. El dolor y el sufrimiento no vienen con la vida,
sino con la decisión de no enfocar tu vida en lo que tienes que
enfocarla.
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