Salmo
107:20:
Todo lo que
Dios ha hecho, hace y seguirá haciendo es a través de su palabra, la obra de
Dios se produce a través de su palabra y su poder reside en su palabra. Un
cable sin energía no tiene utilidad, es un simple cable, necesita energía para
encender una luz; del mismo modo la palabra que nosotros emitimos es como un
cable y solamente cuando Dios inspira nuestra palabra, ella conduce el poder y
la energía de Dios y provoca lo que él quiere. Podemos hablar muchas cosas,
pero Dios nos da la maravillosa oportunidad de hablar lo que él quiere.
Siempre
que tu boca se abra para hablar cosas que hay en tu corazón o en el de otra
persona, tu palabra será vana, pecaminosa y negativa pero cada vez que abras tu
boca para hablar la palabra de Dios y ella provenga de su boca, su poder obrará
a través de tu palabra. La obra de Dios no solamente se hace a través de su
palabra sino que él pone su palabra en la boca de sus siervos escogidos. ¡La
obra de Dios se hace a través de la palabra divina emitida por seres humanos!
Aún cuando Jesús habló, él dijo que las palabras que hablaba no eran palabras
propias sino que provenían de su padre celestial. Asimismo, dice la Biblia que
no hará nada Dios sin anunciarlo primero a sus siervos los profetas, las cosas
que tienen que suceder, suceden porque Dios las anuncia previamente a través de
la boca de hombres y mujeres. ¡Hoy Dios tiene una palabra para ti!
Leamos Isaías 55:10-11: “Porque
como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que
riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y
pan al que come, 11así será mi palabra que sale de mi boca; no
volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en
aquello para que la envié”.
El deseo de
Dios es que le entreguemos nuestro corazón y seamos un instrumento en sus manos
hablando la palabra que sale de su boca. ¡Dios desea bendecir tu vida y los que
te rodean y para ello necesita que tu boca hable sus palabras! ¡Dios, pon tu
palabra en nuestras vidas, en nuestro corazón, en nuestra boca! En el capítulo
4 de Mateo se relata la historia de la tentación de Jesús; dice la Biblia que
Jesús tuvo hambre, su debilidad en ese momento fue el hambre y Satanás le dijo:
“Si eres Hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan”. Satanás
tocó a Jesús en su área más débil, el hambre y en su área de poder más fuerte
que era la palabra. Jesús le contestó: “No sólo de pan vivirá el hombre sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios”. En esta frase Jesús utiliza un
término que no tiene traducción al español: “rhema”, que significa palabra
revelada de Dios. Dios está diciendo: No sólo de pan vivirá el hombre sino
de toda palabra que yo envío en el momento oportuno, para la circunstancia
oportuna y para la persona oportuna”. Es decir: ¿Cuál es la palabra que Dios
envía para la circunstancia que estoy viviendo? Porque hoy Dios tiene una palabra
específica para cada uno de nosotros, según el momento y la circunstancia que
estamos viviendo. ¡Hay un Dios que quiere hablarte específicamente aunque haya
miles recibiendo esta misma enseñanza!
¿De qué vive
un hijo de Dios? ¡De la palabra “rhema” que sale de la boca de Dios! Si tu no
tienes esa palabra, andas en un sequedal y no sabes qué hacer con tu vida pero
si has escuchado la palabra de Dios tienes un arma poderosa que será dinamita
en tu vida. ¡Algo hará Dios con esa palabra! ¡No volverá a él vacía! Así como
cae la lluvia y la nieve y riega la tierra y ésta produce frutos, así será la
palabra de Dios, no volverá a él vacía, sino que hará la obra para la cual la
envió.
El mundo
necesita gente que al abrir su boca, hablen palabra “rhema”, palabra específica
de Dios para una persona, para una circunstancia determinada, en un momento
preciso; qué horrible cuando pensamos que Dios respaldará lo que hablamos pero
ello no ocurre. Recuerdo una oportunidad en que me llamaron para que orara por
un chico que tuvo un accidente automovilístico; sus padres no eran cristianos
pero me llamaron para que orara por él. “Pastor, ¿se salvará?” Yo les contesté:
“¡Tengan fe porque Dios lo levantará!” Al otro día me llaman para decirme que
el chico se murió. ¡Qué horror abrir la boca sin que Dios nos haya mandado! A
veces confundimos la palabra de Dios que viene a nosotros a través de la fe,
con alguna ilusión o presunción. ¡Necesitamos conocer cuál es la palabra de
Dios para nuestras vidas!
Jesús tenía dos posibilidades,
obedecer a Dios o a Satanás diciendo: “Piedra conviértete en pan…” pero él
decidió hablar lo que Dios quería. Cuando Jesús dijo: “¡Lázaro, ven fuera!”, él
abrió su boca porque Dios estaba abriendo su boca, Jesús hablaba porque Dios estaba
hablando a través de él. ¡Si Dios habla, Dios produce! Del mismo modo que
ocurre con Jesús, sucede con cada hijo de Dios; si puedes creer y consagrarte a
Dios, él te dice: “¡Serás como mi boca!” Dios hoy nos dice: “Por tanto,
así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás;
y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca.
Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”.(Jeremias
15:19) ¡Dios necesita personas que abran su boca en el nombre de Jesús! Dios
está necesitando hijos que no hablen de acuerdo a las circunstancias, según su
propio entendimiento y corazón sino en el nombre de Jehová de los ejércitos.
¡Tus vecinos
están necesitando que tu les hables palabra Dios! ¡No necesitamos un mensaje
lindo! ¡No necesitamos palabra de hombres! ¡Necesitamos palabra de Dios! Hace
once años que predico la palabra de Dios y podría decir que he hecho del
predicar un oficio, soy capaz de estar una hora hablándoles animadamente y sin
aburrirlos, pero ese no es el caso. No he sido puesto por Dios para eso, mi
interés y el de Dios no es que hable lo que hay en mi corazón sino palabra de
Dios específicamente para ti. ¡Necesitamos que baje palabra de Dios y obre con
poder en nuestras vidas! ¡Dios necesita una boca que se abra en su nombre para
hablar lo que él quiere! ¡Necesitamos algo más que mensajes elocuentes!
El apóstol
Pablo era un hombre muy preparado, vivió en Tarso, una ciudad comercial y
universitaria, sabía hebreo, griego y arameo, había estudiado en la escuela del
Rabino Gamaliel pero él decidió tirar todo a la basura con tal de alcanzar el
conocimiento del hijo de Dios. Yo muchas veces me he sentido avergonzado cuando
he escuchado personas que no son muy preparadas, pero vienen encendidos con el
poder del Espíritu Santo, y Dios los respalda cuando abren su boca. Si la
palabra que se habla es “rhema”, irremisiblemente es una palabra de poder, tu
puedes tomar la Biblia y recitarla de memoria, dice la Biblia que toda la
palabra es inspirada por Dios, pero la palabra “rhema” es la palabra específica
revelada que Dios toma de la Biblia y hace que se encienda en ti, en la
circunstancia que estás viviendo ahora convirtiéndose en poder para tu vida!
Hace muchos años atrás yo andaba en
un desierto, no sabía qué hacer de mi vida; recuerdo una noche en que fui a
buscar un pastor a las 12:30 de la noche, golpeé su puerta para que me diera un
consejo y en vez recibirme el pastor, me atendió su esposa en camisón y me
preguntó: “¿Qué necesitas?” “Necesito un consejo”, le respondí. “El pastor no
está y ésta no es hora de molestarlo, además, cuando regrese llegará muy
cansado”. Me fui de la casa de ese pastor y me senté en el cordón de la esquina
a llorar, no sabía qué hacer de mi vida, necesitaba que alguien que me dijera
algo, una “palabrita” aunque sea. ¡Estaba desahuciado! Cierto día un amigo que
estaba orando por mí, me llamó diciéndome: “El Señor me dio una palabra para
ti. Hoy Dios te dice: Pídeme y te daré por herencia las naciones”. Yo incrédulo
le respondí: “Esa fue una profecía para Jesús, no para mi…” Cuando comencé a
salir por CX 14 radio El Espectador, Dios me trajo a memoria esa palabra; luego
nuestra iglesia comenzó a trasmitir a través de la cadena Enlace TBN y
nuevamente recordé esa palabra. ¡Pídeme y te daré por herencia las naciones!
¡No es lo que tu puedes hacer, es lo que Dios puede hacer! Si yo me hubiera
propuesto llegar a 2.061 canales de TV no lo hubiera logrado, Dios lo hizo por
mi. ¡Cuando Dios dice, Dios hace! “Así será mi palabra, no volverá a mi vacía
sino que hará la obra para lo cual la mandé, mi palabra hará lo que yo quiero”,
dice Dios, entonces él toma una profecía que era para Jesús, te la aplica a ti
y te dice: “¡Es para ti también!” Esta semana Dios me recordó la palabra que me
dio hace once años pues este viernes estaré predicando en Corea a más de 500
mil personas a través de una red que va a 50 países; a mi regreso predicaré en
España en un congreso nacional y luego lo haré en Venezuela. ¡Cuando Dios
habla, Dios cumple!
¡Si Dios dice
de ti que hará algo, lo hará! ¿Puedes creer que en este día cambiará tu
matrimonio? ¿Puedes creer que hoy sanará las heridas de tu corazón? ¿Puedes
creer que hoy hará un milagro en tu vida? Dios hoy te dice: “Quiero que me
conozcas, tengo cosas que hacer en tu vida y en esta nación pero no podré
hacerlas si no abres tu boca en mi nombre. Quiero poner mi Espíritu y mi poder
en tu boca. ¿Cuándo dejarás que tu boca sea mi boca? ¿Cuándo dejarás de hablar
lo que a ti te parece y comenzarás a hablar lo que yo quiero? El día que tú te
sometas a mí, el día que te arrepientas de hacer lo que tu quieres, ese día
serás como mi boca. Quiero hacer cosas grandes con tu vida. Sólo necesito que
me entregues tu vida, que me permitas vivir en tu corazón, que consagres todo
tu ser al servicio de mi causa, si lo haces serás como mi boca, te llenaré de
mi poder para hacer mis obras.
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