A través de la historia, el ataque del
enemigo ha sido hacia el hombre, atándolo desde su niñez con el concepto
erróneo de lo que es ser hombre. Por ejemplo: los hombres no lloran;
no deben tener amistades serias; no deben mostrar sus emociones a sus
hijos y familiares; ir a la iglesia y adorar a Dios no es de hombre;
deben ser fuertes y no vulnerables; el hombre es el único proveedor del
hogar, etc.
¿El hombre debe proveer? Sí, pero el
hombre, delante de los ojos de Dios, es más que un cheque. Un hombre no
debe ser reducido a un número salarial. Un hombre es la imagen de Dios
aquí en la tierra y lo primero que los hombres deben entender es que
ningún sistema debe menospreciarte porque no puedas proveer más de lo
que puedes. Es verdad que hay que luchar y levantarse temprano para
trabajar, pero, de no poder hacer mucho más, no te sientas mal. Sigue
trabajando y creyéndole a Dios. Eres la imagen de Dios para tus hijos.
“¿Dónde estás Adán? ¿Quién te enseñó?”
Cuando Dios llegó al huerto, no buscó a la mujer, sino al hombre.
Desde el principio, el hombre está perdido en el propósito de Dios para
su vida. Y miles de años después Dios continúa haciendo la misma
pregunta: ¿Dónde estás Pedro, Roberto, Juan, José, Jorge, Luis, Edwin?
Cuando Dios encuentra al hombre, le hace
la otra pregunta ¿Quién te enseñó? ¿Quién te enseñó que ser hombre es:
pegarle a la mujer, ver pornografía, no amar como debe ser? ¿Quién te
enseñó a huir y esconderte? ¿Quién te enseñó a no aceptar tus errores y
echarle la culpa a la mujer? Es difícil encontrar un hombre que cometa
un error y acepte sus errores. Por lo general, el hombre busca a quién
echarle la culpa de sus malas acciones.
Cuando entiendas quién te enseñó, te
darás cuenta que estás repitiendo los errores de alguien que no es tu
Padre Celestial. Es entonces cuando podrás comenzar a corregir tu vida y
arreglar las cosas. Es necesario entender que Dios ha querido
posicionarte en el lugar correcto. Dios te ve como el mundo te ha
visto, pero, cuando el mundo vio tu potencial, te quiso limitar. Te ha
limitado por el abuso, por el maltrato en tu niñez, por la droga o por
el alcohol. Ese potencial en tu interior fue dañado por el enemigo que
te expuso a algo o alguien que limitó el potencial. El enemigo conoce
el potencial en tu vida desde tu niñez, por eso quiere limitarlo con
mentes lastimadas, mentes confundidas.
Desde que eras niño, Dios siempre te ha
visto como un hombre. En Hechos 13, Dios dice: Quitado Saúl me he
encontrado a un hombre conforme a mi corazón. Cuando Dios envía al
profeta a la casa del padre de David, Dios buscó a un hombre. Nadie
podía ver en el niño David el potencial de Rey. Cuando fue ungido, ya
Dios lo veía como un hombre rey.
Hombre, mírate como Dios te ve. Y, si
eres mujer, mira a tu esposo como Dios lo ve. Míralo como un hombre,
míralo como un rey. Cuando lo veas débil y querer rendirse, no le
reclames. Háblale, mirándole a los ojos, y dile: Tú puedes; lo vas
alcanzar; me pongo de acuerdo contigo creyendo. Declárale cómo Dios lo
ve.
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