Una generación como Esaú es aquella que
vive errante toda su vida, buscando satisfacción en aquello que puede
alcanzar por sus propias fuerzas.
Algunos estudiosos de la biblia dicen
que Esaú siempre estaba en el campo, fuera de su casa, a distancia,
porque era un hombre que se dedicaba a la caza. Tenía que matar y
luchar para comer. Jacob, su hermano gemelo, se crió dentro de la casa
de sus padres y solamente criaba para poder comer. Un hijo que se crió
escuchando a su madre decirle que él era el escogido de Dios, como se lo
había dicho cuando los tenía en el vientre. Cuando su padre fue a dar
la bendición, Esaú llegó tarde, pues se encontraba fuera de la casa.
Lamentablemente, hoy día también hay
personas, generaciones, que se encuentran como Esaú. No se criaron en
la casa de Dios, sino que tenían que luchar y sacrificarse afuera para
poder comer y vivir y, cuando llegan a la casa no tienen alguien que les
diga quiénes son y lo que Dios quiere hacer con ellos. No importa si
cazas el venado más grande, si cuando regresas a tu casa no hay quién te
diga quién eres, sino que hay un vacío en el interior y continúas
buscando a alguien que te bendiga.
No podemos negar esta realidad, pero hoy
en día Dios te ha traído a la casa para bendecirte, decirte quién tú
eres y lo que quiere hacer contigo. No importa cómo hayas llegado a la
casa de Dios, hay algo grande para ti y los tuyos. Es él quien te dice
que no importa lo que hayas cazado, eres especial y tiene complacencia
contigo.
Es importante esto porque no importa la
composición de tu círculo familiar, Dios tiene propósitos contigo. Dios
quiere definir quién tú eres. Cuando Dios quiere desatar Su propósito
en tu vida, envía a alguien que te lo diga.
Es tu responsabilidad enseñarle esto a
los tuyos. A lo mejor eres soltero y no tienes hijos, pero, como
Mardoqueo que le hablaba a Ester lo que Dios quería hacer con ella, con
una palabra correcta que tú le digas a los que te rodean, impactas a
toda una nación. Déjale saber a todos los que te rodean quiénes son en
Cristo Jesús. Define a tus hijos, sobrinos, primos, nietos, vecinos,
compañeros. Diles que Dios les ama y tiene propósito con ellos. Que
aunque estén fuera de la casa, como el hijo prodigo, de repente
recuerden que son hijos y pueden regresar a la casa de Su padre
Celestial.
Como Esaú, ese es el clamor de la gente
que lucha y lucha, pero hay un vacío en el interior y buscan a alguien
que les bendiga. Sé parte de una generación que marca a aquellos que le
rodean. Ayuda a levantar gente con definición y propósito en Cristo
Jesús.
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