En Josué 3, podemos ver que Dios
levanta a Josué como líder a dirigir al pueblo de Israel hacia la tierra
prometida. Era un pueblo de jóvenes que había nacido en el desierto,
por lo que no conocía de Egipto. Dios le da instrucciones a Josué para
conquistar la tierra prometida, y Josué les dice: Vamos a ver cosas
grandes en el día de mañana; vamos a ver cosas que nunca habíamos visto.
Podemos apreciar dos detalles claves en
las instrucciones de Dios para el pueblo: Sigue el arca del pacto; y
santifícate. ¿Por qué esas dos instrucciones? Porque por el lugar al
que iban a pasar, nunca lo habían caminado. Ya habían oído las
historias de sus padres, de cómo Dios abrió el Mar Rojo delante de
ellos, pero ellos no habían tenido la experiencia de ver a Dios obrar de
esa manera.
Dios los prepara, diciéndoles: Van a
comer comida que nunca antes han comido y caminarán por un lugar que no
conocen. Es importante entender que, cuando vas para una etapa
desconocida, no sabes cómo vas a reaccionar. Hay quienes les da temor o
ansiedad salir de la zona de comodidad, y prefieren no entrar a lo
desconocido.
Hay quienes son incapaces de soportar el
estado de incomodidad que causa el moverse a los cambios que Dios va a
hacer en sus vidas, y prefieren quedarse en el lugar donde están y
seguir dando vueltas y vueltas en lo conocido, en vez de permitirle a
Dios que les abra un nuevo camino.
La gente que quiere experimentar lo que
nunca antes habían vivido y entrar a lo nuevo de Dios, hace dos cosas:
1. Seguir el pacto; y 2. Santificarse.
Seguir el pacto es mirar a dónde Dios se
está moviendo, qué Dios está haciendo. Quien no mira lo que Dios está
haciendo, vive con temor, pendiente a lo que las noticias hablan y a lo
que el gobierno está haciendo. El problema está en que, mientras estés
pendiente a lo que el mundo está haciendo, el arca del pacto puede estar
pasando delante de ti y puedes perder la oportunidad que está abriendo a
lo nuevo de Dios en tu vida.
Deja de estar pendiente a lo que el
mundo está diciendo y mirando lo que el mundo está señalando, porque
Dios está señalando para el lugar donde te quiere llevar. Declaro que
la percepción espiritual se abre en tu vida y podrás ver a Dios abriendo
camino. La meta es la tierra prometida, pero te mantendrás mirando la
presencia de Dios y dejándote dirigir.
Santifícate no es solamente dejar el
pecado, sino también saber que Dios te ha separado con un propósito. La
gente peca, porque no sabe que ha sido separada con propósito.
Santifícate, sepárate para Dios; ahorra, planifícate, haz ejercicio,
prepárate para lo nuevo que Dios tiene para ti. Si no te separas, no
podrás ver por dónde camina la presencia de Dios, abriendo camino, y te
quedarás dando vuelta en el desierto.
Es verdad que estaban cómodos recibiendo
maná del cielo, pero sabían que la tierra que fluía leche y miel estaba
al otro lado. Enfócate en la presencia de Dios y sepárate. Comienza a
prepararte al nuevo “yo” que Dios quiere hacer en tu vida.
Arregla tu vida, cambia de horarios, de amistades, de lugares y hazlo creyendo que Dios hará maravillas en tu vida.
Enfócate en la presencia de Dios, sepárate para El y verás como abre camino donde hoy no lo ves.
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