A veces, sin darnos cuenta, en un
momento dado, recibimos una palabra de parte del Señor y aspiramos y
deseamos cosas grandes. En un momento de nuestra vida, le pedimos a Dios
que provocara en nosotros milagros y que pudiéramos crecer,
desarrollarnos y movernos a un nuevo nivel. Por alguna razón u otra,
llega a nuestra mente y corazón un estado de complacencia. Nos dormimos,
a veces, por la circunstancias, las frustraciones, lo que otros nos
dicen. Vivimos la vida cristiana, vamos a la casa de Dios, adoramos a
Dios, pero estamos dormidos.
Una persona dormida es una persona que
no está alerta, que no percibe las cosas que Dios está haciendo. En la
Biblia, Pablo utilizó este término en varias ocasiones. Cuando hablaba
de la cena del Señor, decía que muchos en la iglesia, cuando toman la
cena del Señor, no reciben lo que deberían recibir, porque están
dormidos. Muchos, dentro de la iglesia, duermen.
En Romanos 13:11, Pablo le dice al
pueblo: Conoce el tiempo y despierta del sueño. Conociendo el tiempo en
que vivimos, es hora de que ya despiertes del sueño, conociendo el
momento que está viviendo el mundo, es tiempo que te levantes.
Conociendo el tiempo que estás viviendo con tu familia, el tiempo que
estás viviendo en tu empresa, es momento de levantarnos del sueño,
porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando
creímos.
Qué triste sería estar dormido en el
momento que llega tu salvación. Tu salvación está más cerca que en el
día que tú creíste. Lo que estás esperando que Dios haga en tu vida, lo
que estás esperando que Dios haga contigo, está más cerca, y es el
momento de levantarte, de salir de esa condición, de ese estado
emocional y espiritual que te encuentras.
Despierta, y mantente despierto, para que no pierdas de vista todo lo que Dios quiere hacer contigo
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