Cuando el pueblo de Israel llegó a la tierra prometida, Josué comenzó a repartir la tierra a cada tribu. Hubo una parte de las tierras que se repartió por suerte. En Josué 14: 6-12, Caleb, de la tribu de Judá, dice, espera un momento, si a los otros le toca una tierra por suerte, la mía no, a mi dame lo que me corresponde, según lo que Jehová le dijo a Moisés que es para mí.
Los problemas que hacen que la gente
viva limitada en su vida es porque llega un punto, donde sin darse
cuenta, están esperando a la suerte para ver qué es lo que ocurre. El
periodo largo de espera hace que la gente se rinda en escoger y pedir lo
que le corresponde. Llegan a decir, tendré lo que la vida me traiga,
lo que la vida me dé. Los cristianos lo dicen de otra manera, dicen,
que sea la voluntad de Dios. Otra forma en que lo dicen es, que sea lo
que Dios quiera.
Lo curioso es que si es lo que Dios
quiera, estas teniendo hoy lo que Dios quiere. Si tú no decides, el
mundo sigue dando vueltas y el plan de Dios continúa. Lo que tienes hoy
es lo que Dios ha dicho que puedes tener, basado en lo que tú has
decidido, basado en las decisiones que tú estás tomando.
Todo el que dice que sea lo que Dios
quiera, siempre ora para que cambie lo que Dios quiere que sea. En vez
de orar para que Dios cambie lo que quiera, mejor averigua cuál es la
voluntad de Dios y decide pelear por ella y conquistarla.
Caleb no estaba pidiendo que le
regalaran la tierra, estaba diciendo, dame la oportunidad de conquistar
lo que han dicho que me corresponde. Mi vida no va a estar en tus manos
ahora, ni en lo que tú escojas, ni en la suerte.
Tienes que entender que no puedes
esperar que la vida que Dios determinó para ti, suceda al azar. Hay
gente que no juegan la lotería secular, pero juegan la lotería con su
vida. Están esperando a ver qué va a ser, qué va a pasar, qué va a
ocurrir y que otro decida. Tiene que llegar un punto en tu vida donde
digas, espérate, mi vida no está basada en la suerte y no me voy a
sentar a ver cómo van a quedar las cosas. Yo voy a conquistar.
No se trata de sentarte a esperar lo que
va a suceder, se trata, de que no importa lo que suceda, Dios ya dijo
lo que va a pasar contigo. Decide en el día de hoy lo que tiene que
ocurrir en tu vida y trabaja por aquello que Dios ya te prometió.
Levántate y conquista.
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